Con el alma en la mano quedaron los vecinos del campamento Juan Pablo II de Peñaflor por culpa de un falso curita que les pechó, les robó y para más remate les conoce todos los pecados, pues hasta los confesó.
El frescolín se presentó como Sebastián Larraechea Subercaseaux ante la comunidad y le bastó aplicar labia para encandilar a la comunidad que al instante lo trató como un rey.
Con solo 19 años Sebastián Peña Peña daba confesaba, bautizaba y daba misa a domicilio, claro que cuando la gente se descuidaba aspiraba el lugar sin ningún remordimiento.
Con ayuda de una sotana que se robó en una iglesia de Maipú se convirtió casi en un rockstar que comía gratis, lo pasaba chancho y más encima se llenaba los bolsillos a costa de sus fieles.
El chiquillo se jactaba de tener un auto último modelo, de ser hijo de un empresario de Iquique y de ser sobrino de la mismísima Martita Larraechea, la esposa del ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Las dudas asaltaron a algunos feligreses cuando el párroco de Peñaflor les dijo que el popular cura era muy cabro chico para ser sacerdote.
Fue en ese momento cuando comenzaron a averiguar y cacharon que la señora del ex mandatario era hija única.
Lo enfrentaron en un almuerzo y le pidieron explicaciones. No supo que decir y antes de que acabara la comida se paró y prometió que volvería con las credenciales. Jamás se comió el postre.
Este miércoles fue detenido en la calle por el robo a un colegio de Malloco donde entró para bendecirlo y se robó 200 lucas.
Finalmente hoy fue formalizado en el Juzgado de Garantía de Talagante por 4 delitos de robo, 1 de receptación y 1 de usurpación de funciones. El tribunal lo dejó en prisión preventiva y fijó plazo de investigación de 60 días.