La historia del primo pintor de Daniel Alcaíno que se tragó la tierra

El pintor Maximiliano Esteban Pazmiño Fernández vivía con su mamá en un depa de calle Exequiel Fernández, en Ñuñoa, y según su familia pasó una feliz Navidad en donde compartió de buena gana.

Su hermano mayor, Leonardo, contó que luego su ánimo decayó y durante la víspera de Año Nuevo el hombre de 33 años se excusó porque se sentía mal, no cenó y se acostó antes de que el reloj marcara la hora de los abrazos.

Al día siguiente Maxi, como es conocido por sus amigos, a pesar de ser feriado se levantó temprano y sin despertar a su mamá salió de su casa a las 6.30 con destino desconocido, pero gracias a una transacción de 15 lucas que hizo desde su cuenta rut, su familia pudo determinar que el artista estaba a las 7.30 en el terminal de buses Alameda.

"En las imágenes de las cámaras de seguridad sale con un hombre que nadie conoce, que no es de su círculo de amigos, y se van juntos. Estamos consiguiendo las grabaciones del Metro y el registro de sus últimas llamadas", contó su hermano.

Leonardo también informó que Maxi sólo había salido sin avisar una vez, y que fue menos de 24 horas debido a un carrete que se puso bueno. También contó que en los días previos a su desaparición, trató de coordinar una excursión con amigos, como solía hacerlo a las montañas cercanas a la capital cuando aprovechaba de pintar paisajes.

El día en que se le perdió la pista dejó su casa "con una mochila chiquitita en donde llevaba un par de cosas, además de su billetera y una tarjeta ¡Bip", dijo Leonardo, quien maneja dos hipótesis sobre el destino de Maxi.

"La primera es que se haya evadido, que se haya ido, y la otra es que haya efectuado la excursión que planeaba y que se haya accidentado y no pueda establecer contacto", dijo.

RUEGAN POR SEÑAL

En caso de que la primera hipótesis sea la razón de la desaparición, su hermano pide que por lo menos dé una señal de vida para quedar tranquilos, aunque lo considera poco probable. "Él es sensible y no le gusta preocupar a los demás", explicó.

Maxi en la actualidad no sufría alteraciones de ánimo de consideración, pero hace diez años se trató una depresión que no había vuelto.

Sus amigos se han movilizado para dar con el pintor que se formó en la Universidad Católica y cuyas obras comienzan a ser reconocidas por la crítica.

El 1° de enero salió de su casa con una chaqueta negra, una polera azul, pantalón beige y una mochila negra. Mide un metro 72, es de contextura media, su cabello es castaño y ondulado. En el antebrazo izquierdo tiene tatuado un pez koi y en el brazo derecho se grabó la cabeza de un lobo.

En Twitter sus cercanos usan en #BuscandoAMaxi para compartir información sobre el artista que también es buscado por la PDI.

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