''Princeso'' chileno suelta la papa de la nueva tribu urbana

Usan pantalones abombachados, poleras estampadas, gorros a la moda y aman a Justin Bieber, pero ¡no-son-gay!

Los "princesos" son la nueva tribu de moda en Chile. Una tendencia que insta a los jóvenes a explotar su lado sensible e, incluso, experimentar en algunos casos la castidad.

Y es que lejos de ser asexuados u homosexuales, estos cabros buscan a la chica de sus sueños y tratan de conquistarla con cartas a la antigua, canciones mamonas y la clásica promesa de la fidelidad y el amor eterno, pero llevada a sus extremos.

En resumen, los "princesos" se paran como la antítesis del macho alfa -o zorrón - que sale de cacería y que piensa que no hay minas malas, sino piscolas suaves. ¿Si les resulta? ¡juzgue usted!

Ulises Contreras tiene 23 años y se autodenomina como "princeso". El broca, que es fanático de Justin Bieber, se hizo conocido entre sus pares luego de encarnar a Zayn Malik, uno de los integrantes de One Direction, como uno de sus dobles en colegios, fiestocas y cuanta tertulia juvenil existiera.

Así, no es de extrañar que el compadre tenga más de 10 mil seguidores en Facebook (la mayoría lolas) y que se confiese más que preocupado de la facha. Pa' que se haga una ideíta, Ulises no sale de la casa si no está bien perfumado, no tiene el cuerpo humectado, o su pinta no es la más adecuada.

Pese a ello, el cabro defiende su masculinidad y ante los, y las pesotes que lo tratan de gay en Facebook, se defiende con un detalle no menor: Tiene una polola, Ivette (19), a la que dice amar por sobre todas las cosas, y un pirigüin recién nacido del que no se despega.

"Me identifico como princeso porque somos gente sensible, delicada y súper piola, pero no somos gay. Igual me da lata la reacción de la gente porque he leído de todo, nos tratan súper mal y yo creo que eso es discriminación", soltó el cabro.

Consultada por la excesiva preocupación de su pierno por la buena facha, Ivette, la mami de su guagua, nos contó que igual lo apaña y que "no hay mucho que hacer porque así lo conoció". Agregó, además, que a la hora de mirarse al espejo, Ulises le gana por boleta. "Es un poco injusto porque si yo me arreglo mucho él se enoja", soltó entre risas.

Como sea, Ulises representa a una nueva generación de adolescentes que sin buscarlo, viene a chantarle un parelé al sinnúmero de tribus urbanas que hace algunos años llamaron la atención por su promiscuidad.

Y es que pese a tener un hijo con apenas 23 inviernos, el cabro se confiesa enamorado hasta las patas y el hecho de que no haya apretado cueva apenas se enteró, por lo bajo, le concede una cuota de autenticidad. ¡Tome!

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