El ganador del denominado "Nobel de la enseñanza" se forrará para concretar proyectos educativos que inspiren a los estudiantes del país.
En días en que la educación pública está sometida a constantes cuestionamiento por su calidad, cinco profesores chilenos mantienen la llama de la docencia en lo más alto del planeta. Tanto así, que postulan a ser elegidos como el mejor maestro del mundo y echarse al bolsillo un millón de dólares.
Se trata de cinco profesionales (Ver recuadros) de distintos colegios del país, con realidades vulnerables, pero logros que sorprendieron a un jurado que los eligió entre miles de postulantes, que esperan representar a Chile en el denominado "Nobel de la enseñanza", concurso organizado por Global Teacher Prize Internacional desde 2014 y que tiene como misión premiar las innovaciones en educación.
La idea es encontrar al profesor más destacado del mundo, ese que ha inspirado a sus alumnos para destacar a pesar de las adversidades y que ha sorprendido a sus colegas con innovaciones para premiarlo con un palo verde para que desarrolle proyectos profesionales.
Nadia Valenzuela apuesta por la ciencia escolar
Los estudiantes de la escuela Lucila Godoy Alcayaga de Angol (Región de la Araucanía) tienen en esta profe a su faro científico.
A pesar de que el colegio está en 97% de vilnerabilidad, ha logrado potenciar el desarrollo de habilidades científicas en sus estudiantes como el cultivo de semillas que en un futuro podrían llegar a plantarse en la Luna o Marte. Obvio que pretende gastar el premio en lo que más le apasiona: la educación y la ciencia. "Estar nominada al premio significa una gran responsabilidad y a la vez me siento orgullosa de representar en parte lo que es la educación chilena. Implementaría un observatorio móvil para visitar todas las ciudades de Chile y acercar la astronomía a todos los niños", comentó.
Gladys Pérez se la juega por los más chicos de Aysén
A sus 55 años, esta educadora de párvulos ya es voz autorizada para hablar de educación en los sectores más alejados del país. En sus clases en el Jardín infantil "El Paraíso", ubicado en Puerto Guadal (pequeño pueblo en el lago General Carrera), asegura que genera un vehículo de integración, conocimiento y oportunidades para niños del extremo sur de Chile. A pesar del reconocimiento local y nacional, Gladys ya hace planes en caso de ganar el palito verde.
"Construiría una infraestructura con salas para distintas disciplinas artísticas, como la pintura, la danza, la escritura; donde los niños después de la jornada educativa y los fines de semana, pudieran desarrollar todas sus potencialidades a través de diversos talleres", cuenta.
Rossana Barría no flaquea en la educación pública
Es la única docente de la Región Metropolitana que postula al premio y destaca en su rol de profe inglés en el Liceo 7 de niñas. La maestra de 51 años tiene claro que el aprendizaje de inglés le puede abrir el mundo a sus alumnas, por lo que las incentiva a debatir en ese idioma. Esa estrategia le sirvió a un grupo de alumnas para representar a Chile en un debate en Nacionales Unidas desarrollado en Nueva York.
"Creo que es un reconocimiento muy significativo premiar a los profesores, en el sentido de que el rol del profesor se ha ido desvirtuando socialmente. Creo que se debe dignificar la carrera del docente, porque uno trabaja para otros, para formar personas, para entregarles oportunidades", comentó.
Exequiel Coñoman y la mirada integradora
Su proyecto de educación diferencial, para ayudar con el aprendizaje de alumnos de San Javier (Región del Maule) transformó a este profesor de 34 años en uno de los candidatos al mejor maestro del mundo. Trabaja en un contexto cuyo índice de vulnerabilidad es del 100%. Además, el curso en el que enseña está conformado por 10 estudiantes con discapacidad intelectual, algunos asociados a otros diagnósticos como: ceguera parcial, ceguera total, síndrome de Down, parálisis cerebral y trastornos del espectro autista. "Es una oportunidad gigantesca de poder visibilizar a las personas con discapacidad y el contexto que rodea a sus familias. Las problemáticas que día a día sortea este grupo de personas y poder modificar los prejuicios que giran en torno a este planteamiento de la inclusión social, laboral, educativa de personas con discapacidad", sostiene.
Paulino Pérez saca la cara
Solo un profesor con real vocación tomaría el desafío de ser "unidocente" en escuela rural. En el colegio Básica Multigrado de Excelencia Repollal de Guaitecas, una comuna en la Región de Aysén, este maestro de 38 años ha logrado montar un plan educativo que entrega acceso a la enseñanza a niños que viven en grado de vulnerabilidad total.
Repollal se ha enfrentado a la posibilidad de cierre, sin embargo, gracias a su gestión, dichas amenazas han mermado por completo y la escuela se ha vuelto una alternativa educativa muy importante para la comunidad. "Cuando uno trabaja en la profesión docente, generalmente lo hace por vocación, entonces es importante que se reconozca a la persona que gestiona todo y que tiene en sus manos el poder de cambiar la sociedad completa", asegura.