Feliz, pero más sólo que Rafa Garay celebrando el amigo secreto, se encuentra por estos días Hugo Muñoz, el recordado profeta de Peñalolén, que hace un tiempo vivía con sus 7 esposas, pero que ahora pasa sus días en una casa en Pedro Aguirre Cerda.
Jacob, como le gusta que lo identifiquen, decidió llevar una vida solitaria en una cómoda pieza, aunque reconoce que quiere llevar más allá su ostracismo y pronto espera irse a vivir a una cueva, tal como alguna vez los hicieron los profetas Juan Bautista o Elías.
- ¿Por qué dejar a toda la prole?
- Lo que pasa es que tengo mucha actividad en Santiago, y a mi edad ya necesito descanso. Imagínate con todas estas mujeres jóvenes en una parcela. Hubo varios conflictos con las madres, porque las relaciones humanas son así, de peleas, amor y reconciliación. Multiplica eso por siete. Hasta el día de hoy las quiero, las visito, pero parece que es mejor ahora la cosa.
- ¿Se extrañan?
- Es que no las he dejado, todos los días las visito, converso con ellas, estoy preocupado.
- ¿Vienen a su casa?
- No, aquí no vienen comúnmente.
- ¿Cómo es la vida solo?
- Bien, yo vivo en el segundo piso, y tengo unos hijos y sólo mi primera señora, pero viviendo abajo.
- ¿Cuánto tiempo espera seguir viviendo acá?
- Es que yo estoy bien y ellas están mejor. Cada una tiene su habitación, o su casita en Santiago. Pese a la guerra que hubo, hay respeto y cariño, pero yo tomé distancia.
- ¿No ha pensando en escribir un libro con su historia?
- Tengo pendiente eso. Yo tengo mucho para dar, muchos mensajes.
- ¿Qué opina de la gente que lo pela?
- No tengo ningún problema, gracias a Dios ahora son más los que me tienen cariño que los que me dicen cosas feas. Todo ser humano que tenga un ideal religioso o político tiene adversarios.
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- La gente, me imagino, lo reconoce en la calle...
- En todos lados, me dicen maestro, profeta...
- ¿Y cómo lo hace para mantener a su familia XL?
- Afortunadamente, gracias a Dios gozo de un privilegio. Tengo algunos negocitos, si quiero me levanto temprano o tarde, que es un privilegio a mi edad. Además, mis discípulos me dan de la generosidad de su corazón, porque no les pido ni diezmo ni ofrenda. Si alguno quiere darme limosna yo le pido, y me ayudan bastante.
- ¿Qué días se reúne con sus discípulos?
- Sólo los sábados.
- ¿Y dónde?
- En la calle Llico, nos congregamos con las familias para seguir adelante.
- ¿Cuántas personas se reúnen?
- Mira, por una ley de Dios no voy a decirte, porque es un pecado contar las ovejas, lo dice la Biblia.
- ¿Es verdad que vivirá como ermitaño?
- Siempre mi sueño ha sido eso, vivir en una cuevita en la montaña. De hecho encontré una cueva, camino a Melipilla, pero no es lo ideal, quiero una cerca de mis parcelas, en la laguna de Aculeo.
- ¿Y falta pa' concretarlo?
- Falta ordenar algunas cosas, tengo unos temas legales con los tribunales por manejo con copete y no puedo irme todavía. Una vez resuelto eso quiero estar en la soledad de una cuevita. Es una cosa de profetas, como Juan Bautista, Elías...
- Después de usted, ¿qué viene, Jacob?
- Lo que sé por las escrituras, es que el León de la tribu Judá es el último profeta en el confín de occidente. La nación no conoce los mensajes que yo he predicado, y no puedo llegar y decirlos, tengo que tener mucho tino en eso.