Los pasajes a Sudáfrica estaban ahí, como nunca al alcance de la mano. Pero no hay caso. Somos chilenos y ta' madre que nos gusta sufrir. Así que, para variar, en Brasil se escogió seguir el camino largo, por no decir el viejo, para arrimarnos al octavo mundial de nuestra historia.
Más que nunca, a Bahía se llegó con ilusión. Claro, en esta segunda rueda no habíamos perdido nunca, teníamos inéditos 27 puntos y si con Bielsa habíamos ganado en Paraguay, ¿por qué no le podíamos escupir la feijoada al Scratch?
Pero los garotos no se han ganado las 5 copas del mundo en una rifa y sin Kaká ni Robinho ni Luis Fabiano nos enseñaron que aún estamos verdes para la pelea de perros grandes. Y claro, otra vez la calculadora llegó a nuestras manos, porque habrá que ver cómo sumamos ante Colombia en la próxima fecha para no tener que ir a Santa Teresa antes de recibir a Ecuador.
DIGNOS
Aunque fue un 4-2 doloroso, esta vez lo de la Roja fue digno. Si bien en 10 minutos Nilmar nos tenía de rodillas, Alexis maradoneó en el área y sacó un penal, que nos dio un aire de cola suficiente para que en Chile entero se sacara del refri la champaña.
La pena máxima la cobró Chupete y el mismo pelaíto clavó una volea con que se tejió el empate gozador. Pero el pasaporte a Sudáfrica debimos entubarlo por ahora, porque Nilmar se tomó toda la cachaza y puso su tripleta fatal.
¡Ayyy, Chilito! El Mundial está cerca, pero ojo, que la cuenta de ahorro tiene un límite. De pastelearse en la recta final, la Roja del "Chifli" puede irse en cacumen, y perder las opciones de clasificación directa, más ahora sin el expulsado Alexis, que en Salvador vivió la peor de sus noches.