Quién era El Ajedrecista, el ex líder del Cartel de Cali y principal rival de Pablo Escobar

Murió el narco colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela a los 83 años. Estaba preso en una cárcel estadounidense desde 2004, luego de ser capturado oculto en un armario.

El reloj marcaba las 15:18 de una calurosa tarde en Cali. Ese 9 de junio de 1995, hace 27 años, el país cafetalero atrapó a uno de los peces gordos del narcotráfico: cayó Gilberto Rodríguez Orejuela, conocido como “el Ajedrecista”, máximo capo del Cartel de Cali.

Rodríguez Orejuela fue encontrado en una casa del norte de la ciudad de Cali. El narco, que por esos días sumaba 56 años, estaba escondido en un armario. Era, por entonces, el hombre más buscado del mundo.

Medir su tamaño en el ecosistema del narco colombiano, podría simplificarse con la siguiente frase: era el enemigo público número uno de Pablo Emilio Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín.

Un mafioso con estrategia

El Ajedrecista tuvo sus inicios en el mundo del narcotráfico con un pequeño avión monomotor con el que llegó a amasar un imperio que inundó de cocaína las calles de Estados Unidos y Europa.

Sus tentáculos alcanzaron las entrañas de la mafia rusa, con conexiones en Bolivia y México, entre varios otros países estratégicos.

En el camino, montó una red internacional capaz de lavar más de USD 7 mil millones anuales movidos por el Cartel de Cali, organización que llegó a producir el 80% de la coca comprada en Estados Unidos.

Para mostrarse como un hombre no violento, El Ajedrecista compró la conciencia de docenas de políticos, periodistas, policías, militares y empresarios.

Su organización incluso llegó a salpicar campañas presidenciales. Su leitmotiv era, por así decirlo: antes que la violencia, el soborno y la infiltración.

FILE PHOTO: The former boss of the powerful Cali drug cartel, Gilberto Rodriguez Orejuela is escorted by a Colom..
Gilberto Rodríguez Orejuela en 2004

Los inicios y sus códigos

“Me inicié en el tráfico de estupefacientes a través de amigos que me propusieron este negocio”, confesó ante la justicia Rodríguez Orejuela.

“Amigos personales que sus nombres no los quiero mencionar, no por rebeldía hacia usted —le dijo al fiscal— o hacia la justicia, sino simplemente porque tengo una familia de la cual hacen parte más de 100 personas, entre hijos, sobrinos, nietos y hermanos, y estos correrían grave peligro de muerte en el momento en que yo llegue a señalar a algunas de estas personas con nombre propio…”

Según el ajedrecista, el negocio comenzó infiltrando cocaína en tablas de madera. “La madera, al principio, se compraba en Buenaventura, se llevaba a Cali, se le hacía un trabajo de cepillado y escogencia. Se abría el tablón por la parte superior, sacando un listón de aproximadamente un centímetro. Se hacía un hueco en donde se podía meter una caja plástica con un kilo de cocaína. Después se ponía el listón nuevamente, se le echaba un pegante especial para madera y se prensaba y cepillaba”.

“Quedaba totalmente invisible para la madera común y corriente. Además, en cada fardo de madera, se echaban dos o tres tablas únicamente para que así la ley de las probabilidades funcionara”, contó.

“Inmediatamente se volvía a llevar al puerto de Buenaventura y se despachaba a una empresa previamente establecida en Estados Unidos”.

Tras un primer embarque exitoso, Rodríguez realizó otros cuatro, lo que lo llevó a envalentonarse hacia operaciones más complejas y ambiciosas.

Compró un avión monomotor que volaba cargado de droga desde pistas clandestinas en Colombia hasta aterrizar en un pequeño aeropuerto de Honduras.

Delincuentes previamente contratados trasladaban la droga a una bodega y la camuflaban entre los listones de madera para luego iniciar el segundo itinerario. ¿El destino final? Estados Unidos.

En poco tiempo, del monomotor pasó a tener una flota de avionetas, que comenzó a volar por Guatemala, Panamá y México, donde camuflaba la droga entre café de exportación que llegaba hasta Nueva York, Miami, Los Ángeles, Chicago y Nueva Orleans.

Alianzas

Al momento de hacer crecer el negocio, El Ajedrecista forjó alianzas con la mafia peruana y boliviana, desde donde se importaba el 70% de la pasta de coca del Cartel de Cali.

También unió lazos con los carteles mexicanos de Juárez, Sinaloa y El Golfo, llegando a entablar cercanía con el desaparecido capo Amado Carrillo, El Señor de los Cielos.

Según informes de la DEA, el FBI y las autoridades de Colombia, estos vínculos lo convirtieron en el máximo jefe del Cartel de Cali, organización acusada de introducir el 80% de la cocaína consumida en Estados Unidos, vale decir poco más de 500 toneladas.

Los cálculos de las autoridades estimaron que El Ajedrecista, quien antes del tráfico vivía de las propinas como delivery de medicamentos, llegó a mover más de USD 7 mil millones al año.

Cali
La casa donde fue capturado en Cali

Cacería y captura

En una operación conjunta de inteligencia, que incluyó participación de la DEA, la policía colombiana persiguió a Rodríguez Orejuela por más de seis meses.

El 9 de junio de 1995, el cerco se cerró en una lujosa residencia ubicada al norte de Cali. Allí, tras un gran operativo, Rodríguez Orejuela fue descubierto en el barrio Santa Mónica, detrás de uno de los armarios de la propiedad en la que se estaba ocultando.

Entre ampulosos muebles y lámparas y objetos decorativos, el narco fue descubierto por la policía. “Tranquilos, no me maten... yo soy un hombre de paz, ustedes ganaron y los felicito porque hicieron un buen trabajo”, dijo al salir del escondite.

Según el reporte de las autoridades, eran las 3:18 de la tarde cuando el capo del Cartel de Cali fue visto escondido de manera estratégica en una caleta de dos metros mimetizada tras la gigantesca biblioteca del cuarto principal.

La prensa colombiana relata que Rodríguez Orejuela tenía en su garaje eléctrico Renault 9 Brío de color azul turquí y un jeep Mitsubishi blanco, en los que sus hombres de confianza jugaban al peligroso juego del gato y el ratón con las autoridades, escapando por todos los rincones de Cali.

El pasado martes 31 de mayo de 2022, a la edad de 83 años, y con varias enfermedades crónicas a cuesta, Gilberto Rodríguez Orejuela, El Ajedrecista del Cartel de Cali, murió en una cárcel de Estados Unidos.

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