El defensor es conocido por haber representado a dos de los homicidas de Daniel Zamudio y, ahora, seis cabecillas de la peligrosa banda Tren de Aragua son sus clientes.
Homicidio, secuestro con homicidio, extorsiones, amenazas extorsivas, robo con intimidación, trata de personas con fines de explotación sexual, tráfico de drogas y tráfico de migrantes, entre otros. Esos son los delitos que enfrentarán seis delincuentes del Tren de Aragua, clientes del abogado chileno Claudio Eugenio Cofré Soto.
El hombre, quien en el pasado era teniente en Carabineros, en abril de 2022 decidió defender a Hernán Landaeta Garlotti alias Satanás, quien fue catalogado como “el sicario más temido” de la banda criminal venezolana.
Y sus otro cinco clientes le llegaron a los meses: Carlos González Vaca (alias Estrella), Zeus Velásquez Aquino (alias Zeus), Juan Trejo Avrguilla (alias Águila), Daniel Elías Azuajae y Yoneiker Paredes Fagundez (alias el Enano). Todos ellos son cabecillas del temido Tren de Aragua.
Quién es Claudio Cofré, abogado de los cabecillas del Tren de Aragua
Según consignó La Tercera en un reportaje, Claudio Cofré nació en Cauquenes, en la Región del Maule, y a fines de los 80 se unió a Carabineros, donde sirvió por varios años en Valparaíso. Sin embargo, a los 11 años renunció inesperadamente para estudiar derecho en la Universidad Bolivariana de Chile.
En 2009 se tituló como abogado y partió con representar a funcionarios de Carabineros que eran mal evaluados o expulsados de la institución.
Después, se asoció con su hermano Patricio Cofré Soto —también excarabinero y abogado— con quien tenían la estrategia de tomar las defensas de casos donde no todos los abogados querían trabajar. Es decir, homicidas, narcotraficantes y ladrones que tenían suficiente dinero como para pagarles.
De hecho, se instalaron en una oficina a una cuadra del Centro de Justicia de Santiago para estar perfectamente ubicados en el radar de la búsqueda de clientes. Así fue cómo se involucró en uno de sus casos más mediáticos: la defensa de dos de los cuatro acusados por el brutal homicidio de Daniel Zamudio, en 2012.
Sus colegas recuerdan que lo veían como un abogado inexperto que siempre les hacía preguntas al final del juicio y que, desde entonces, la forma de defender a sus clientes siempre fue intentar “desviar la atención” y generar denuncias y procesos paralelos contra jueces, fiscales y policías envueltos en los casos.
Así lo hizo en el Caso Zamudio: después de que dos diputados dieran a conocer que en el cuerpo del joven se encontró la bacteria Clostridium difficile, Cofré pidió desenterrar el cadáver de Daniel Zamudio argumentando que su muerte pudo ser por una “infección” y no por la golpiza. Su petición no fue acogida y finalmente renunció como defensor por “problemas personales”.
Cómo llegó a representar a los líderes del Tren de Aragua
La Tercera aseguró que los “soldados” del Tren de Aragua suelen aceptar ser defendidos por abogados que otorga el Estado de forma gratuita. No obstante, los líderes de la organización utilizan su derecho a designar un abogado de “confianza”.
En redes sociales, Claudio Cofré reveló que los defensores suelen “pelearse” y buscar con mucho interés representar a los líderes de la banda criminal. “Varios abogados les llamaban en forma inmediata en búsqueda de quedarse con la defensa”, escribió.
Desde entonces, ha publicado opiniones controvertidas y a favor de los criminales. Por ejemplo, cuando salió la noticia de que estaban investigando amenazas de muertes del Tren de Aragua a jueces de la zona norte, el abogado escribió que “solo es humo en manos del Ministerio Público, la PDI, el Poder Judicial y los P vendidos”.
“Algo se debe estar tejiendo para culpar a venezolanos”.
Según el mismo medio, al menos hasta el año 2015, Cofré cobraba $12 millones de pesos chilenos por defender a una sola persona.
Ahora, en defensa de los cabecillas del Tren de Aragua, el defensor ha sido “insistente en que reciban visitas y comunicarse con sus familiares” y que los que están en Santiago sean trasladados al norte, pese a los problemas de seguridad que conlleva ese viaje.
Además, un último episodio fue que el pasado 23 de enero, después de una audiencia virtual: Cofré solicitó al juez 15 minutos para una videollamada en privado con sus clientes, Landaeta, Velásquez y González. Sin embargo, los gendarmes que los custodiaban se dieron cuenta de que el abogado estaba haciendo algo ilegal.
“Mantenía su teléfono celular realizando una videollamada con los familiares de dos internos. Pero el defensor, al ver la presencia del personal uniformado, baja su celular particular y comienza a hablar nuevamente sobre el contenido de la audiencia”.
No se sabe si aquellas personas en la videollamada eran, efectivamente, familiares u otros miembros de la peligrosa banda delictual.