A ver. Para que cache, el gualetazo que ayer se pegó nuestra Kristel Köbrich en Río fue tan, pero tan bacán, que con sus 8.31,22 minutos en los 800 metrolios no sólo se colgó el oro carioca, sino que si la misma marca la hubiera hecho en los pasados Juegos de Beijing se habría consagrado como la octava sirena más húmeda del orbe.
Bacán por donde se le mire fue el porotazo de la crespa en el Nacional Brasileño, ya que también logró hacer más iñi piñi el récord de Chile, que justamente le pertenecía a sus escamas luego de los 8.34,25 que nadó en el Cubo de Agua chinobi.
Con este envión, la Kristel quedó como tiburona para pampear en los 1.500 metros de este domingo. La idea es pulirse, porque será ese el tramo con que aperrará en el próximo Mundial de Roma (julio-agosto).