Quién te parece más de carne y hueso entre David Dubó y Paris Inostroza

"Volver a un reality está entre las metas de mi lista negra, luego del retiro. ¡Es que quedé picado!"

-¿Y? ¿Cuántos Panamericanos llevas?

-Dos, en los que logré bronce. Creo que la tercera, en Toronto, es la vencida. Es la única medalla de oro que me falta en mi carrera, en todos los otros torneos lo he logrado.

-¿Lo más complejo del karate?

-Controlar el tema del peso. Peleamos por categorías y yo estoy en menos de 75 kilos desde el 2002. Aparte, es difícil mantener la motivación constante, el hambre de querer competir y ganar en cada oportunidad. Para triunfar hay que ser constante.

-¿Cuándo colgarás el cinturón, ah?

-Si la salud lo permite y el karate entra a las Olimpiadas de Japón el 2020, terminaría la carrera en el lugar que vio nacer mi deporte y donde fui campeón del mundo en 2008. Sería espectacular.

-¿Y cómo te ganarás los porotos?

-Aparte de karateca, estoy estudiando técnico superior en actividad física y deporte, con beca completa, y soy instructor de zumba. Tengo un proyecto con mi pareja, queremos un gimnasio para impartir clases de distintas disciplinas, darle herramientas a la gente para una mejor calidad de vida.

-¿Lo que no harías? ¿Otro reality?

-¡Al contrario! Es una de mis metas en la lista negra, jajaja. Es que quedé picado, poh. Pero no ahora, después de colgar los guantes.

-¿A qué deportista admiras?

-¡Uf! Hay tantos. Están Kristel Köbrich, Tomás González, Bárbara Riveros, la Naty Duco, que somos muy amigos. Hay otros que son bajo perfil. El mismo Cristián Reyes, que le ganó la batalla al cáncer y ahora lo veo entrenando. Es digno de admiración.

-¿Cómo cuidas el envase?

-Con una dieta rica en ensaladas y verduras. Soy loco por las frutas, también. Ahora último descubrí con mi polola que el amor engorda, jajaja. Nos damos nuestros gustitos, somos buenos pa’ los churrascos, las pizzas, los helados... Pero cuando me voy acercando a la competencia corto esas cosas.

-No tienes nada que envidiarle a Alexis con tus calugas...

-¡Pregúntale a las chiquillas! Me gusta sentirme bien, fuerte. A los 15 años caché que no sería modelo, porque soy medio porfiado de cara, jajaja. Para tener el cuerpo así hay que hacer cardio, eliminar las carnes y ejercitar la zona media. Aparte, me gustan las pesas.

-¿Te tincaría a futuro estar a cargo del Ministerio del Deporte?

-Me encanta el servicio social, llevar un mensaje. Si tuviese la plataforma, creo que podría hacer un buen trabajo, darles herramientas a los futuros campeones que se están perdiendo en la calle, la droga o el sedentarismo, con planes reales. Antes, eso sí, estudiaría, me perfeccionaría.

-¿Qué opinas de Paris Inostroza?

-Es un estandarte del deporte chileno, ojalá yo pudiera tener la fortuna de estar vigente a su edad, porque el deporte es súper duro. Es un talento tremendo, el albañil que ha cimentado el camino de todos los buenos esgrimistas que vienen detrás de él.

"Soy negado para la música. Ni siquiera sé tocar guitarra y menos canto en la ducha"

-¿Siete al hilo, máster?

-Así es. Feliz de haber podido estar siempre presente. Dentro de la gran masa soy uno de los pocos que tiene tantos Panamericanos, desde el 91 a la fecha, es una especie de logro.

-¿Y cómo anda el medallero?

-Por equipos fuimos segundos en 1999, en Winnipeg. Y en 1995, 2003 y 2007 saqué medalla de bronce en individual.

-¿Lo más complejo de la esgrima?

-Es un deporte de combate, y de no ser una persona sobresaliente, no puedes llegar y decir que vas a ganar o ser el mejor. Hay tantas variantes durante la competencia que no sólo una gran preparación garantiza un buen resultado.

-¿Cuándo colgarás la espada?

-Todos me lo preguntan, desde los 30 años en adelante. Uno tiene que poner un límite y, por ejemplo, no clasificar habría servido, pero al final lo logré. Hay que ver durante el transcurso de mis campeonatos y las lesiones, si llegase a tener alguna más o menos grave.

-¿Y cómo te ganarás los porotos?

-Soy profe de educación física. Hago clases en la Escuela Militar y también al seleccionado con los cadetes de esgrima. Voy a seguir en esa pega. Las otras opciones de trabajo van a variar mucho, quizás la misma Federación. Uno nunca sabe dónde se puede abrir una puerta.

-¿Y Ministro de Deportes?

-No, para nada. No soy de ningún partido... ¡De adónde! Estoy tan desligado de eso que es muy difícil, no lo veo como opción. Prefiero algo más pequeño, directo. Claro que me gusta la idea de que un ex deportista se haga cargo.

-¿Para qué eres negado?

-La música, diría yo. Cero oído, ni  para tocar guitarra. ¡Ni siquiera para cantar en la ducha!

-¿A qué deportista admiras?

-Me cuesta poner esa palabra. Son dos o tres personas las que admiro, y forman parte de mi familia. A los demás no los admiro. Considero que pueden ser buenos deportistas, buenas personas, simpáticos, esforzados...

-¿Cómo cuidas el envase?

-El peso nunca fue tema hasta cierta época, después se puso medio complicado, jajaja. Competitivamente debo estar en 84-86 kilos, ahora estoy en 90. Con la lesión de la rodilla subí mucho. Me cuido normal, trato de comer bien, cuando tengo una motivación, un objetivo, dejo las tentaciones. El problema es que soy adicto al chocolate.

-Destaca una parte de tu cuerpo...

-El desplazamiento es lo fundamental. Y como estamos con una espada, la mano también es importante. El trabajo de piernas nos da todo, por lo general somos más “piernones” que de tronco grande o brazos fuertes. La mano debe ser rápida, potente.

-¿Qué opinas de David Dubó?

-Es un gran deportista, uno de los “parejos” en cuanto a resultados, siempre está presente en el podio. Tuvo un tremendo logro que no ha podido revalidar, espero que vuelva a marcar esa diferencia. Lo puede conseguir.

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