A los 16 años Alejo Contreras leyó la trágica aventura de Robert Scott en el Polo Sur y decidió realizar algo parecido a lo que intentó el inglés, que murió de regreso.
El expedicionario cumplió y se convirtió en el primer sudamericano en subir el monte más alto de la Antártica (Vinson 4.897 mts.), y también el primero en llegar a patita al Polo.
En la 48a reunión del Consejo de Política Antártica realizada en Puerto Williams, hubo un momento para destacar la trayectoria de Alejo.
Desde el 2004 el aventurero de 55 años trabaja en Aerovías DAP, y sobre el reconocimiento nos dijo que lo "emocionó" porque en sus expediciones nunca hay alguien que le avive la cueca, salvo los pingüinos.
Alejo contó que muchas veces antes de iniciar un desafío la gente le dice: "Tú estás loco, esto no se puede hacer", e igual se embarca en peligrosas misiones como la que completó con éxito en 1988.
Después de 97 días de caminata en esquíes llegó al Polo Sur. Según recordó, el aburrimiento fue más peludo que el clima y la geografía.
- ¡Tanto así!
- Caminábamos en promedio entre 12 y 16 kilómetros al día. No había paisajes, todo era monótono y blanco. Era una tortura para la mente.
- ¿Qué hacía para no aburrirse?
- Nada. Era como un maratón donde debía estar concentrado. La rutina era dormir ocho horas, alimentarme ocho horas y esquiar ocho horas. Era una distancia como entre Quellón y Santiago (1.380 km.) así que a medida que avanzaba decía: "Ya, vamos en Castro, en Puerto Montt, en San Fernando...".
- ¿Usted participó en el rescate de los conscriptos de Antuco...
- Sentí mucha tristeza. Hay que saber que la montaña, como el mar, no perdona.
- ¿Ha estado cerca de la muerte?
- No, aprendí a planificar bien.
- ¿El próximo desafío?
- Remar en el Pacífico desde Arica hasta Australia.
