"Compartimos responsabilidad en las muertes"

Una seria autocrítica hizo ayer el almirante Edmundo González Robles, comandante en jefe de la Armada, respecto de las responsabilidades que le caben a la institución al dar la alerta sobre el mortal tsunami que vino tras el terremoto del sábado 27 de enero.

En una entrevista que dio a 24 Horas, de TVN, el caporal de la Marina reconoció muy sentido, en Talcahuano: "Compartimos responsabilidad en las muertes".

Se refirió así a una llamada de la Presidenta Michelle Bachelet, a las 05.15 horas del sábado, al Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) para saber "si se mantenía la alerta que nosotros habíamos dado hace una hora atrás".

Agregó que "en eso fuimos poco claros en la información que le entregamos porque no fuimos lo suficientemente precisos para decirle a la Presidenta si se mantiene o se cancela (la alerta)".

Explicó González que desde el SHOA se enviaron dos mensajes a la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) sobre la posibilidad de tsunami en las costas.

Uno de ellos fue vía fax y otro mediante llamado telefónico por línea segura al jefe de turno de la Onemi. Eso sí, el sistema del SHOA se siguió a la pata en las capitanías de puerto y las gobernaciones marítimas, donde se pudo avisar oportunamente a la población para que salvaran sus vidas.

Donde debió haberse alertado por otros agentes que no fueran de la Armada sobrevino la catástrofe. Por eso es que el almirante habla de responsabilidades compartidas en la desgracia que siguió al terremoto.

Desde el nivel político y al ser consultado sobre el tema, el portal Terra sostiene que el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, afirmó anoche que "llegará el momento de analizar" si se dio o no la alerta de tsunami que corresponde.

HÉROES SALVAN A 114 FAMILIAS EN EL MORRO

Sólo en las grandes tragedias surgen los grandes héroes, y el megasismo fue la ocasión propicia para que un humilde grupo de habitantes de la Caleta de pescadores El Morro de Talcahuano pusiera a prueba su valentía.

Las historias de estos hombres y mujeres sobrecogen, porque a veces los increíbles guiones de la más épica cinta cinematográfica pueden vivirse en tiempo real. Juan Carlos Bahamondes (27) supo lo que es librar una lucha directa con la muerte, pues debió confiar en sus instintos al momento de determinar qué hacer cuando el terremoto abatió su hogar.

"La experiencia y el olfato de la gente mayor le salvó la vida a 114 familias, pues nos instaron a arrancar. Si le hubiésemos hecho caso a la gobernación marítima, estaríamos todos muertos", cuenta con congoja.

Una mujer anónima fue testigo de una de las hazañas más tiernas que una madre puede hacer por un hijo.

"A la hermana de mi cuñada se la empezó a llevar el mar, y en medio de su angustia, gritó el nombre de su marido y le lanzó a sus brazos a su hijo de tres años, antes de ser arrastrada por la furiosa corriente... Su cadáver apareció ayer", relata sin dar crédito aún al valeroso acto de amor de una madre.

El pensionado Pedro Alarcón (57) también tiene su particular historia. El sismo lo pilló durmiendo y como pudo ayudó a su familia (esposa y dos hijos) a subir el cerro y desde la seguridad de las alturas, los tres escucharon cómo el tsunami arrasó con el litoral.

"No lo pensé dos veces, era salvarnos o morir", dijo.

EL "HUÁSCAR" LIBRÓ DE LAS GARRAS DEL PILLAJE

Tranquilo en las aguas de Talcahuano flota el monitor "Huáscar", que soltó amarras tras el cataclismo terrestre y oceánico. Las mentes fantasiosas elucubraron que podría haberse transformado en un barco fantasma con rumbo al Callao o que podría haber sido presa de los saqueadores que lo podrían desguazar pieza por pieza. Pero nada, ya que se lo halló mansito, junto a un lote de naves semihundidas y buenas

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