María del Pilar Pérez, "La Quintrala", mostró ayer que no es tan dura como aparenta. En el instante en que se realizaba el receso durante el inicio de los alegatos de clausura en el juicio en su contra por el crimen de Diego Schmidt-Hebbel, ocurrió algo que nadie nunca se habría imaginado: En una ráfaga de segundos y antes que la esposaran la acusada se dio vuelta, miró hacia el público y le lanzó un beso presumiblemente a su sobrina y única confidente, Guillermina Pérez. Tras ello se mantuvo sin mover un músculo hasta que finalizó la audiencia.
Los fiscales Carlos Gajardo y Rodrigo Lazo, comenzaron la exposición de sus argumentos en donde presentaron 10 indicios de participación directa de la imputada como autora de todos los crímenes, tanto de Diego Schmidt-Hebbel, como el de Francisco Zamorano y su pareja, Héctor Arévalo.
Brillante calificó el relato Klaus Schmidt-Hebbel. "Creo que pocas veces en la historia jurídica chilena va a existir tal fuerza en un alegato, con tantas pruebas directas del improcuramiento personal de una asesina, 'La Quintrala' y su sicario" indicó el padre.
Cuando se le preguntó, qué había dicho al finalizar la audiencia al abogado Mario Palma, Schmidt-Hebbel respondió: "Le ofrecí un reloj, porque el señor Palma a las 2 horas 30 de la presentación del fiscal, pidió que ésta se interrumpiera (el fiscal tiene derecho a 3 horas)". Hoy habla la defensa.