Si algo cambió en la vida de Miguel "Negro" Piñera cuando su hermano Sebastián se convirtió en Presidente, fue que por fin dejó el rancio equipo de "los paracaidistas", para integrarse con propiedad en el selecto grupo de "los invitados".
De un día pa' otro, el eterno cantante de la boina negra se convirtió en personaje grato para los organizadores de eventos, recibiendo invitaciones para los mismos brillos que años antes no lo consideraban ni por siaca.
Todo era felicidad y caras sonrientes, hasta que ayer el artista viajó súbitamente al pasado luego ser increpado con cuática por familiares de los mineros que hasta ayer figuraban atrapados en el norte. ¿El motivo? Haber llegado "de sorpresa" al campamento Esperanza.
"Vine con todos mis músicos porque pensamos en actuar gratis para ellos", alegó una y otra vez el señor de la noche, quien no toleró que lo volvieran a tratar de paracaidista profesional, en especial porque había cachado a varios de sus colegas en la misma parada.
"Hay algunos pocos que se molestan, sí, pobrecitos. Deben estar resentidos por alguna razón", dijo en vivo para Radio Bío Bío.
"Hubo un par de personas, dos exactamente, que se molestaron, pero no pasó a mayores. Yo tenía mi credencial, sólo que no la tenía puesta. Me dio pena por ellos, porque lo importante era mostrar la unidad", agregó rato después en cháchara con La Cuarta.
Y no paró ahí, porque el "Negro" quiso dejar en claro que su intención había sido ayudar y no aprovecharse.
"En ningún momento fui despectivo. Compartí con la gente más humilde y nunca quise ofender a nadie", explicó al diario pop. Aunque los familiares no le creyeron mucho y al final su visita igual duró menos que un candy.