Radiografía a la alarmante adicción de los chilenos al celular

¡Ahora! Ese es el plazo que los chilenos nos damos para resolver cualquier cosa: un compromiso bancario, conocer el paradero de algún familiar o, incluso, una expresión de nuestro amor hacia alguien. Sólo nos sirve la inmediatez.

Los expertos ya la tienen clara. Hoy por hoy es difícil encontrarse con los ojos de otra persona en casi cualquier escenario, pues usualmente estamos mirando hacia abajo. Estamos pendientes del celular en la locomoción colectiva, restaurantes, cafés y hasta en la vereda mientras caminamos.

Las cifras arrojadas por el estudio "Levanta la Vista", realizado por The Cow Company en conjunto con Tren Digital de la Facultad de Comunicaciones de la U. Católica, confirma esta preocupante dependencia de los chilenos a los teléfonos móviles.

La investigación consideró 1.400 personas mayores de 18 años de todo el país y contó con la participación de Carabineros y empresas privadas.

"Sabíamos que los resultados serían categóricos, porque es cosa de ver en la calle lo que pasa. Me sorprendió para bien que a más del 50% de la población le gustaría usar menos el celular y me sorprendió para mal que más del 50% dice que se ha prometido a sí mismo o a un tercero, a usar menos el celular, pero que no lo ha logrado", aseguró Ronny Majlis, gerente general de The Cow Company.

Pero eso no es todo. La exploración también evidenció que los chilenos, antes del placentero estirón mañanero, lo primero que hacen es ¡revisar su celular!

El 90% antes de abrir bien los ojos busca su equipo y lo peor es que el ritual es el mismo antes de dormir. Lo último que ven es la pantalla de su móvil.

Y como si fueran pocos los dramas sicológicos con los que carga la sociedad moderna, ahora hay que agregar que el 58% de los chilenos siente ansiedad cuando se queda sin batería. Y el 90% se distrae al sentir vibrar o al escuchar el celular, dando lo mismo lo que esté haciendo.

¿Lo peor? Nuestro país tiene 24 millones de teléfonos móviles activos, una de las cifras más altas de América Latina.

"Estamos conscientes de que el uso excesivo de teléfonos y otros dispositivos hoy afecta a gran parte de los chilenos, y es por eso que quisimos asociarnos con la campaña #levantalavista, ya que consideramos que los actuales niveles de adicción y el uso inadecuado de las herramientas van en desmedro de su felicidad. Queremos hacer un llamado a nuestros clientes a desconectarse para reconectarse con su entorno, sobre todo en estas fechas de unión familiar", asegura Ana María Henríquez, gerente de Marketing de Lenovo Chile.

¿En qué nos afectan los celulares?

-Disminuyen la capacidad de reacción: el aumento de los accidentes de tránsito ligados al uso de dispositivos móviles no es una rareza, porque por cada segundo que un conductor aparta su atención del volante avanza 16 metros "ciegos", sostiene la Conaset.

Estudios a nivel mundial sobre este problema, que incluso ha llevado a la OMS a calificarlo de epidemia, señalan que utilizar el celular es equivalente a beber cuatro cervezas, ya que no se reacciona ante imprevistos.

Accidentes de tránsito

Según datos de Carabineros y la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), los siniestros viales por conducción distraída han aumentado un 93,2% entre 2011 y 2016.

Si bien no todos los accidentes se pueden atribuir al uso del dispositivo, las cifras hablan por sí solas. Según fuentes de la policía uniformada, un tercio de los conductores utiliza su celular mientras maneja.

Tan cerca, tan lejos...

Lo que dejó sorprendidos a los investigadores de "Levanta la vista" es lo poco que miramos a nuestra pareja por culpa del celular.

-Al 49,6% de los chilenos le gustaría que su pareja utilizara menos el teléfono mientras están juntos.

-El 29,5% de las parejas ha bajado la intimidad sexual por el uso que hacen de la tecnología.

-El 23,7% de los chilenos siente que su pareja le esconde cosas por el uso que le da al teléfono.

-El 69,5% siente que los integrantes de la familia le prestan más atención a los dispositivos que a la convivencia en el hogar.

-El 61,5% de las personas siente que cuando se reúne con amigos, éstos están más preocupados del teléfono que de la conversación.

(*) ¿Cómo afecta la adicción?

Resulta necesario precisar que el uso excesivo de teléfonos móviles genera una serie de problemas en el ámbito de las relaciones interpersonales y la salud.

En primer lugar, la virtualización de las relaciones entre dos o más individuos afectan su calidad, la forma y expresiones, pues no es igual hablar por WhatsApp que en persona, ya que a través del celular se pierden los gestos o entonaciones, pudiendo llegar a malos entendidos.

En segundo término, esta adicción puede generar una sintomatología ansiosa y depresiva tanto para quien lo usa, como para quienes lo rodean. Esto se ve principalmente en las relaciones de pareja o de padre e hijo, donde el uso indiscriminado del aparato refleja cierta indiferencia sobre el otro, la cual se traduce en una baja anímica o del rendimiento escolar o laboral.

En tercer lugar hay que tener cuidado con la nomofobia, que es el miedo a salir de la casa sin el celular. Ésta interfiere en el funcionamiento de la persona que lo presenta, en su salud y relaciones.

Por lo tanto, hay que tener ojo respecto al uso que se le da. Todos los excesos son malos.

(*) Gisela Gloffka, psicóloga de Vidaintegra.

(*) Tenemos smartphonitis

Hay que decirlo: mentalmente no somos sanos. En varios aspectos tenemos falencias y tratamos de suplirlas a través del uso que le damos al móvil.

Nos acostumbramos a ver al mundo así, a través de una pantalla. Vemos la vida en función de lo que las aplicaciones nos permiten ver. Respondemos de esa manera frente a todo para saciar el ego o sentir el placer que brindan los teléfonos inteligentes, que permiten proyectar una determinada imagen frente a amigos o contactos, ya que puedo mostrarles en qué estado me encuentro, quiénes me acompañan o simplemente qué estoy comiendo. Es súper potente.

Esto no fue casual. Se formó porque las personas desarrollaron ciertos rituales, como por ejemplo, levantarse y mirar el teléfono como primer acto o revisarlo en instantes donde no se hagan otras actividades, ya sea durante un viaje o en momentos de espera.

Finalmente, el peso del tiempo hizo lo suyo y esta necesidad adquirida se convirtió en un hábito. Malo, por cierto, ya que generó cierta dependencia a nuestras vidas.

El diagnóstico es claro: tenemos smartphonitis.

(*) Daniel Halpern, experto en tecnología.

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