Rafael Garay es culpable de estafa reiterada a 29 víctimas

Cada una de los defraudados recibe $700 mil tras la liquidación de los bienes del ingeniero. Esto representa sólo el 2 por ciento de lo timado.

Tras casi dos años tras las rejas, el ingeniero comercial Rafael Garay escuchó ayer el veredicto del juicio oral por fraude que se llevó en su contra y que se extendió por cuatro semanas.

El segundo Tribunal en lo Penal de Santiago señaló que durante el proceso se logró acreditar que los hechos descritos en contra de Garay configuran 29 delitos reiterados de estafa en caso consumado.

A las 10.10 se llevó a cabo la última parte de los alegatos de clausura, donde se le da la oportunidad de hablar al imputado antes de oír el fallo.

Garay vestido con una camisa blanca y jeans más la clásica casaquilla amarilla, ingresó a la sala esposado de las manos. Apenas levantó la vista, se dirigió a su asiento y decidió hacer uso de la palabra.

Se disculpó con todo el mundo y en una acto que los querellante consideraron una estrategia, reconoció todas sus culpas y dijo que los últimos 10 años fueron un desastre en su vida.

Esta vez el ingeniero estuvo acompañado de cuatro personas que en el fondo de la sala le hicieron algunos gestos para hacerle saber que estaban allí.

El fallo

Durante la lectura se describieron los casos de laspersonas afectadas por Garay debido a "falsas asesorías financieras y de inversiones. Todo en función de captar sus recursos pecunarios".

Éste "percibió los dineros sin nunca haber tenido intención de haber invertido tales fondos, sino sólo para apropiarse de ellos".

La empresa Think & Co de Garay, prosiguieron, estipuló en sus clásulas que "se encargaría de administrar el dinero entregado por los inversores, comprometiéndose a obtener una rentabilidad mínima anual de 18% nominal anual en pesos, libre de impuestos y antes de comisión, cobrando por dicha gestión honorarios equivalentes a un 7% sobre la utilidad acumulada. Los dineros aportados por los supuestos inversionistas, fueron depositados tanto en la cuenta corriente de la empresa Think & Co. como en cuentas bancarias personales de Garay Pita".

Uno a uno fueron enumerados todas las víctimas y los montos que cada uno de ellos invirtió con el profesional. En suma son un poco más de mil millones de pesos, pues se reconoció las devoluciones que éste hizo a algunos de los clientes.

Los magistrados desestimaron el abuso de confianza, que planteó la Fiscalia, porque la estafa es un delito que en sí misma tiene este componente, aclararon.

Pero si consideraron que se trataba de una estaba reiterada y no continua como alegaba la defensa, delito que tiene una menor penalidad.

La sentencia será leída el próximo 18 de octubre del 2018, a las 11.00 horas.

Las penas

El Ministerio Público reiteró la pena solicitada de seis años de presidio efectivo, lo mismo que la mayoría de los querellantes.

Pidieron al tribunal no considerar la atenuante de colaboración porque Garay debió ser extraditado y sus declaraciones sólo confirmaron el trabajo que ya había hecho la fiscalía.

También demandaron no considerar la reparación con celo por los intentos de reparación del economista, pues los dineros devueltos no superaron el 2% de lo defraudado.

Cada uno de los defraudados recibirá $700 mil tras la liquidación de los bienes del ingeniero.

Pidió disculpas a todos lo que hirió mientras vivía de "manera desastrosa"

El calvo ingeniero comercial dio sus últimas declaraciones minutos antes de que el tribunal lo declara culpable. Dijo que estaba "avergonzado" y "arrepentido" y pidió "disculpas a las víctimas por inventar un cáncer que no tenía".

"Manifiesto mis disculpas públicas a todas las personas que he herido en los últimos 10 o 15 años, en que viví mi vida de manera desastrosa", agregó.

El autodenominado economista puso especial hincapié en su pareja e hijo, "quienes han tenido que lidiar con un proceso largo que los afectó".

Remarcó que "ellos tuvieron y van a tener que seguir lidiando con el estigma de ser familiar de Rafael Garay", sobre todo con el tema de "inventar un cáncer que no tenía".

Y agradeció al personal de Gendarmería que lo ayudó durante todo su proceso judicial. "Gracias a ellos y al equipo psicológico pude entender mi trastorno", sentenció.

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