¡Raspe con fe y cambie cien pesos por cuatro palos!

La canción dice más o menos así: "Raspa ya, no juegues con fuego más, que al final, sola quedarás. No sé como tú podías, no sé como tú podías, si me enamoraba, poco te importaba. Lo que me decías, yo me lo creíaaaa...".

No sea leso y haga caso al tema de Cristóbal. Si anda pajareando por la vida y aún no ha jugado al "Raspe La Cuarta", no sabe lo que se pierde. ¡Por sólo cien pesos puede obtener de un zuácate cuatro millones!

Eso es lo que cuesta un cartón del juego que espera hacer muchos más millonarios que Leonardo Farkas. Lo más lindo es que las fotografías de doce hermosas chiquillas adornan los boletos, que también lo pueden premiar con 100, 200, 40.000 y 400.000 pesos.

Otra ventaja es que puede coleccionar las láminas de las señoritas que le rinden un homenaje a las sacrificadas modelos de la Bomba 4, abnegadas mujeres intelectuales que engalanan talleres mecánicos desde Arica a Magallanes.

Querido lector, no sea flojo y adquiera su raspe, se acordará de nosotros cuando esté de guata al sol con las patitas en el agua disfrutando de unas vacaciones soñadas gracias a su suerte.

El cálculo para cachar que le conviene raspar es súper fácil: ¡Cuatro millones de pesos sirven para tantas cosas, y cien pesos no sirven para casi nada!

En agencias de Polla y kioscos encontrará su cartón premiado que debe hacer valer antes de 60 días, o sino pasa la vieja y el raspe será un mudo testigo de lo pavo que fue, pero confiamos en que no será tan gil como para eso, ni tampoco le pasará la uña a la zona donde dice "No Raspar".

Los primeros ganadores ya están cayendo y son como una bola de nieve que cada vez le lleva más rajudos.

Algunos confesaron que quieren pagar sus deudas millonarias, otros pretenden cambiar el auto, unos pocos van a dedicar la plata a la educación de sus hijos, y no faltan los que van a hacer una fiesta digna de las gorditas del Cuerpo Militar del Trabajo de Quirihue, total... ¡la plata es para gastarla!

Si usted tiene mala suerte y ni siquiera se ha ganado un tarro de duraznos en un bingo de una feria playera, lo invitamos a jugar porque cien pesos no empobrecen a nadie.

Es su oportunidad de doblarle la mano al destino y disfrutar de las cosas bueeenas que tiene la vida; la, la, la... lara, la, la, la.

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