Los vecinos de Caleta Lenga, en Hualpén, Región del Biobío, están a punto de llamar al Flautista de Hammelin para que los libere de la asquerosa plaga de ratones que se apoderó del “Jardín Botecito”.
Hace un mes que los inútiles y subversivos roedores se tomaron el recinto educacional, el único de la zona y que atiende a 21 niños entre 2 y 5 años.
No contentos con dejar a los pitufitos sin sus clases y a los papis aproblemados, las ratas alegan por basura gratuita y de calidad.
“Un día entramos a hacer aseo cuando vimos un ratón”, dijo la apoderada Angélica Herrera.
“Creímos que fue algo puntual hasta que los niños contaban que veían ratones en la sala. Un día, uno de los niños se sentó en un cojín y salió corriendo un ratón”, agregó.
Otra apoderada, Corina Díaz, alegó que ya no saben qué hacer. El jardín es el único de la zona y mandarlos a otro es salado, porque el pique es largo y los bananos de los pescadores no dan para tanto.
“Muchos piden a los vecinos que cuiden a los niños para ir a trabajar. Lo necesitamos, es el jardín del barrio, tengo hijas y nietas ahí”, piteó.
BUENA COMIDA
Tras una extensa parlamentación, La Cuarta pudo ingresar y hablar con el líder de la toma.
“Acá el patache es bueno, se come desde carnes rojas hasta picoroco. Ante el frío de la calle nos tomamos el jardín”, dijo Mickey, presi de la Federación de Ratones.
- Culpan a los locatarios de los restoranes que les tiran comida cerca.
- Ésa dejala piola. Puede que sí, puede que no.
SEREMI
Un equipo de la Seremi de Salud del Biobío llegó ayer al “Botecito”, donde encontraron fecas de los cuestionados coludos.
“Este es un problema aparentemente puntual y que la Junji debe resolver contratando a una empresa adecuada de desratización”, dijo el caporal, Boris Oportus.
Frente a este dramón, la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) decidió ponerle candado al recinto hasta desalojar a los patudos guarenes.
“Mientras no estemos seguros que no hay ratones, no vamos a dejar que los niños vuelvan a clases. No sólo nos preocupa la calidad de la enseñanza, sino también la seguridad, explicó Patricia Escobar, dire regional de la Junji.