El mural del artista Luis Núñez, en pleno Barrio Lastarria, en Santiago, no pasa inadvertido. Su obra hiperrealista con los personajes históricos que forjaron el sector pasa lleno de turistas y peatones que posan con la pintura.
Lamentablemente, la creación realizada el año pasado en el festival "Hecho en Casa 2017" fue intervenida por un tercero, quien borró las caras de los personajes con pintura blanca.
"Es lamentable. Entiendo que hay algunos a los que les gusta y otros que no, pero eso no les da el derecho de hacer un destrozo como este", indicó el pintor antofagastino.
El artista, que trabajó con cinco personas durante un mes en este mural, reflexionó sobre el poco cuidado que hay a las obras callejeras. "Hay poca cultura de parte de algunas personas, porque no son todos. En Antofagasta también tengo obras de gran magnitud en la calle y se ha mantenido durante 10 años sin ningún problema".
Agregó que entre "los grafiteros hay un grado de respeto por la obra del otro. Cuando están intervenido, no van y lo rayan. Entonces pienso que la persona que hizo este destrozo no viene de ese mundo, porque no hay intencionalidad artística".
Restauración
Luis Núñez, que vive en Antofagasta, señaló que ya hay un equipo de trabajo que viajará a Santiago para arreglar el mural. "Hay que tratar de conseguir los permisos con la comunidad del edificio y el barrio, uno no puede llegar y empezar a trabajar sin tener esos permisos", indicó el artista.
Agregó que la idea es poder realizar todo el trabajo "lo más rápido posible, porque si lo dejamos estar puede que vaya otra persona y lo raye. Haremos todas las gestiones para que la obra vuelva a su estado normal".
"Deberían estar protegidos"
El reconocido grafitero Dasic Fernández, que ha pintado en distintos rincones de Chile y en Argentina, además de Uruguay, Brasil, Perú, Canadá y EE.UU, señaló que "cualquier obra destruida es un daño. Creo que esos murales que están de manera legal, donde hay un inversión detrás, deberían estar igual de protegidos que una obra que está dentro de un museo, no tendría por qué ser distinto".
El artista, uno de los 21 grafiteros que ganó una demanda tras el cierre del emblemático 5Pointz en Nueva York, indicó que "tenemos claro que cuando pintamos en un espacio público no tenemos control después que nos vamos. Es uno de elementos que conlleva el arte callejero, pero esto no quiere decir que cuando la sociedad le da suficiente valor a estar obras no pueda haber alguna ley que las pueda proteger".
Por último, agregó que "la gente muchas veces ni siquiera alcanza a entender que hay muchos profesionales trabajando en esa obra".