Y no es que se nos pegara el síntoma de Julio "Lloroso" ni que el "no llores por mi Argentina" nos hiciera picar cebolla de más, pero lo que vimos en Buenos Aires, fue más bien un "sospechosa la hueá", citando a nuestro gran amigo Bombo Fica.
Es que en una mocha que comenzó con los dientes apretados, sólo una jugada que vio el pito Sandro Ricci, movió el marcador para la albiceleste en la que ellos llamaban la gran revancha.
Fue en el minuto 15 del partido, cuando recién argentinos y chilenos se mostraban los molares, cuando el pito brasuca cobró penal. Una jugada donde José Pedro Fuenzalida chocó con Ángel Di María, que sólo Ricci vio dudosa, lo hizo meterse el pito a la boca, pedir el encendedor y con la mejor soplada cobrar penal.
Para otra historia quedará que Lio Messi, quien no jugaba como hace mil días en el Monumental de River Plate, dejara tirado para el otro lado a Claudio Bravo, porque lo único que importó, es que la prensa che, esa misma que tanto alegó que siempre les andan robando, aseguró que en esta pasada el pito brasileño les mandó un regalito.
¿No lo cree? Fíjese que en los medios donde se transmitía en vivo la mocha del "clásico de Los Andes", todos cacharon que el saquero brasileño quería que tras la pichanga le regalaran un fernet cargadito a la coca, porque el regalito fue un adelanto de Naviad, y eso que estamos recién en marzo.
"Un penal inventado y alguna jugada casual. Chile fue inoperante ofensivamente a pesar del dominio", fue la sentencia que se mandó el comentarista, y ex pelotero, Diego Latorre en su transmisión.
¿Algo más? El comentarista Gustavo Cima también se dio cuenta que la determinación de Ricci había sido un puro gas, cuando el saquero marcó el penal para los argentinos.
"No Ricci, así no...", fue el comentario que se mandó el hombrón argentino que dejó vivo el debate de lo que había pasado en cancha.
Y claro, lo que quedará en la historia es que Argentina se cobró revancha por las dos Copas, aunque con este triunfo no logro levantar ni una piscola, y que la Roja aún sigue virgen en busca del triunfo en Buenos Aires.
¿Pero qué vimos en la cancha? Es que la Roja no se achicó ante una selección che, una que estaba necesitada de triunfo. Tanto así, que ellos que se dicen que son un equipo grande, fueron haciendo tiempo, pidiendo que la pelota se demorara en entrar a la cancha, porque en verdad hacián menos daño que una cerveza sin alcohol.
Y cáchese que hasta al otro lado de la cordillera, pese a que tiraron una sonrisa por el triunfo, quedaron con la soga al cuello porque todos coincidieron que Argentina no fue más que Chile y nosotros mismos les decimos que pese a la derrota terminamos tomando en dos copas y no en cartón del vino en caja.