Una década para el olvido tuvo Tiger Woods tanto deportiva como personalmente. Sin embargo, y como si viviera una película hollywoodense, la terminó de la mejor manera este 2019: ganando un major y encabezando el equipo de Eeuu en la Presidents Cup, que lograron conseguir ante el resto del mundo, entre ellos Joaco Niemann.
En la cresta de la ola estaba Tiger Woods hace una década. Era quizás el deportista más importante del mundo, admirado por su comportamiento y puesto como un ejemplo a seguir.
Un cuento de príncipe azul que cambió el 27 de noviembre del 2009, hace poco más de 10 años. Ese día, chocó su auto contra el árbol de un vecino durante la madrugada. En un principio pareció ser solamente un accidente menor, ya que no iba rápido en su Cadillac. El problema es que eso solamente fue la punta de un iceberg que estaba por destaparse...
El golfista había discutido fuertemente con su esposa, la modelo noruega Elin Nordegren, quien le había descubierto una infidelidad. La primera de muchas, pues luego se supo que le puso el gorro con más de 50 mujeres. Si ella llamaba al Rumpy, hubiese estado pegada 10 horas al teléfono contando los casos.
A Tiger no le quedó otra que agachar el moño. Reconoció, en una conferencia de prensa junto a su madre, ser adicto al sexo. Estar enfermo con ese tema, desató un escándalo mundial y tuvo que pagarle más de 100 millones de dólares a Nordegren por el divorcio.
Su carrera deportiva se fue al tacho de la basura estando en la cúspide. Nadie quería patrocinarlo. Se retiró por un momento e intentó retomar, pero la cabeza la tenía abombada por todo lo que sucedió.
Es más, volvió a tener una relación sentimental. La esquiadora olímpica Lindsey Vonn fue la elegida. ¿Resultado? Duró tres años con ella, hasta que lo pillaron poniéndole los cuernos en una recaída por su adicción al sexo. Lindsey descubrió que en una noche Woods gastó 40 mil dólares en prostitutas.
Así deambuló sin pena ni gloria hasta este año, donde Tiger dejó en clara su vigencia. Cuando parecía que nunca más ganaría un major (el último lo había conseguido el 2008), logró coronarse en Augusta a sus 43 años.
Con la intención de ponerle la guinda a la torta, se dispuso a capitanear a Estados Unidos en la President Cup, donde compitió contra el chileno Joaquín Niemann.
Se echó el equipo al hombro cuando iban perdiendo, al vencer al mexicano Abraham Ancer y liderar la remontada que finalmente le daría el título a los gringos. Además, impuso un récord de triunfos en el certamen, al llegar a 27 victorias. Una raya más para el "Tigre", que renació tras una década.