Por décadas, las casetas telefónicas del centro de Santiago se convirtieron en un elemento más del paisaje urbano del kilómetro cero de la capital, y fueron el medio de comunicación de miles de personas. Pero eso duró hasta esta semana, luego que la muni decidiera sacar gran parte de estos aparatos.
La medida tuvo como objetivo despejar y ordenar el libre paso de transeúntes en el Casco Histórico, principalmente en las calles Estado, Huérfanos y Ahumada.
Para cumplir con esto, se sacaron 36 casetas que se encontraban en desuso y, según explicó el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, "éstas aportaban poco a la comunidad y al entorno. Ahora, estamos mejorando el espacio público en el Casco Histórico, especialmente por los tres principales paseos peatonales de la comuna, que tienen un flujo de 32 mil personas por hora".
El edil de todas maneras reconoció el aporte que por años prestaron estos teléfonos, especialmente en las décadas de los 80 y 90. Sin embargo, aclaró que "en los últimos años, y con la alta penetración de los celulares, entraron en desuso. Hoy estamos recuperando el espacio público pensando en los vecinos, comerciantes, trabajadores y en todos quienes utilizan estos paseos".
Todas las estructuras que fueron retiradas, fueron almacenadas en una de las bodegas de la muni, y en las próximas semanas serán rematadas. En cuanto a los equipos telefónicos, estos están en manos de la empresa propietaria.
LÍNEA CORTADA
En Chile, si hay un pueblo que quedó marcado por un teléfono público, ese es Cachiyuyo, en la Región de Atacama.
A fines de los años 80, la localidad se inmortalizó gracias a un comercial de la compañía telefónica CTC (hoy Movistar), que destacó la llegada del primer cuernófono para la pípol a la zona, y que permitió conectarla con todo el país.
La reina e hija ilustre de Cachiyuyo, Constanza Herrera, echó la talla con La Cuarta y reconoció que el teléfono de su pueblo, junto con ser un medio de conectividad, se convirtió en un atractivo turístico, que lamentablemente hoy se encuentra fuera de servicio.
"Allá están preocupados y disgustados. Lo que pasa es que llega mucho turismo a sacarse fotos con el teléfono y con la idea de llamar a un familiar y decirle que están haciéndolo desde Cachiyuyo. Sin embargo, al ver que no funciona, se van inmediatamente", asegura la lindura.
En relación al retiro de las casetas telefónicas del centro de Santiago, se mostró contraria a la medida, ya que, a su juicio, pese a que la telefonía celular ganó mucho terreno, siempre serán necesarios como alternativas, especialmente en caso de emergencias.
"Me parece mal, porque si bien ahora está todo con tecnología, hay gente que para una emergencia sí lo salva un teléfono público. En Cachiyuyo no sólo salvó a la gente de ahí, sino que también a la de Domeyco, que se pegaban el viaje de 10 kilómetros para estar ahí y poder comunicarse", asegura.
Constanza agregó que "si están partiendo por Santiago, es probable que la tendencia siga por regiones, y si llega a pasar en Cachiyuyo sería horrible, porque es el ícono del pueblo. Lo ideal sería que le hicieran una mantención en vez de quitarlos".
SEGURIDAD Y ECONOMÍA
Desde Movistar señalaron que aún mantienen un parque de más de 4.000 teléfonos públicos monederos, distribuidos en todo Chilito y que prestan el servicio en sectores de "alta afluencia de personas, como malls, supermercados, terminales de buses, aeropuerto y, por sobre todo, en lugares de menores ingresos, donde el teléfono público sigue siendo un importante medio de conectividad".
Agregaron que factores como "la delincuencia hacen que sea conveniente por razones de seguridad usar un teléfono público en vez de un móvil en la vía pública".