"Como la mayoría de los chilenos, estoy de acuerdo en que la bandera del terremoto no tiene precio monetario, pero créanme, no tengo otra cosa a qué echar mano para salir de mis deudas".
Con estas palabras, Daniel Marín, dueño del recordado emblema que fue fotografiado en Pelluhue, y que dio la vuelta al mundo tras el tsunami del 2010, explicó los motivos que lo obligaron a ponerla en venta.
El pintor domiciliario, que actualmente vive en Cauquenes, relata que tras el terremoto, lo contactaron dos personas con intención de comprársela.
"Uno me ofreció 22 millones y otro, que dijo ser secretario de un coleccionista holandés, me ofreció cien millones. Pero en ese minuto rechacé las ofertas porque consideré que era un símbolo muy importante para todo el país. Además muchas personas, especialmente del gobierno, me habían ofrecido ayuda para salir adelante", relata Daniel Marín.
El problema en todo caso es que las deudas no lo esperaron, y hasta el día de hoy suman cuatro millones seiscientos mil pesos, y lo peor es que no tiene pega estable y hay una familia que alimentar.
"Como la mayoría de los chilenos, estoy muy endeudado y cada día los intereses aumentan, por lo que al no tener un auto, un terreno u otra cosa a qué echar mano, no tengo más que poner en venta el bien más preciado que es mi bandera del terremoto. Entiendo que me critiquen, pero no tengo otra opción", explica.
De esta manera un amigo le ayudó a subir el anuncio a dos portales de remate online, donde estuvieron publicados durante los últimos días de junio con un precio base de 2,5 millones.
“Si nadie me llama, me gustaría regalarle la bandera a don Leonardo Farkas, creo que nadie mejor que él merece tenerla en su poder”, puntualizó Marín.
Con historia
La bandera, desde que cobró fama cuando el artesano Bruno Sandoval la mostró entre los escombros del tsunami, se ha paseado por muchas partes.
De hecho, recorrió la mina San José para apoyar a los 33 mineros que permanecían bajo tierra. La misma bandera, a un año de la catástrofe natural, participó en una ceremonia en Constitución “en la que me pidieron que yo se la entregara simbólicamente al Presidente Sebastián Piñera, pero yo dejé bien claro que después debían devolvérmela, aunque no fue así”.
Finalmente, tuvo que luchar más de un año para que le entregaran su bandera y lo consiguió con apoyo de la prensa, según él mismo aclara.
“Entonces también me preguntaron si lo que yo quería era plata a cambio, pero nuevamente respondí que no correspondía aceptar dinero por algo que es tan simbólico para todo nuestro pueblo. Dije que lo yo quería era que la bandera estuviera en un lugar como el Cerro Santa Lucía, en Santiago, o en un memorial en Pelluhue, donde todos los chilenos pudieran observar la bandera, pero nadie me escuchó”, agrega Marín.
En desacuerdo
Bruno Sandoval, quien sostuvo la bandera e hizo famosa la instantánea, manifestó su desacuerdo con la intención de Marín.
“Creo que la bandera no puede tener un valor monetario, sino emocional. Por eso siempre he querido que la bandera quede en el museo Histórico Nacional, donde mañana yo pueda ir con mis hijos o nietos y mostrarles la bandera que levanté un día”.
Sandoval, además, pone en duda que Marín sea el dueño. “Si yo no encontré nada de lo que era mío en el lugar donde había sido arrasada mi casa, ¿cómo él pudo reconocer esa bandera en un lugar que estaba tapado de escombrosx?x”.
“Creo que la bandera del terremoto no es ni suya ni mía ni del fotógrafo, es de todo un país”, remachó.