La cosa -que fue una réplica bien fuerte del terremoto del 27 de febrero pasado y que en esa oportunidad dejó media Región del Biobío por los suelos- esta vez causó únicamente susto y el corte en el suministro de los servicios, como energía eléctrica y telefonía fija y celular en el Gran Concepción y Chiguayante, entre otros sectores.
La cosa se declaró a las 23.22 horas y según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) el epicentro del sismo fue a 86 kilómetros al noreste de Concepción, frente a las costas de Cobquecura, y a 18 kilómetros de profundidad. Los escombros desde casas derrumbadas y algunas ramas de árboles se cayeron en el momento del temblor, lo que aumentó aún más la preocupación de los habitantes de las zonas devastadas por el cataclismo.
Afortunadamente, los penquistas pasaron el susto y el pánico en sus zamarreados hogares, ya que el toque de queda -declarado a las 23 horas y hasta las 5 de la matina- evitó que almas sensibles salieras despavoridas y otras bien malucas dejaran la mansa escoba en las calles. Es más, a la 00.05, otro movimiento de tierra sacudió la zona, anotando 5,5 grados en la Escala de Richter, también fuera de las costas del Biobío y con un epicentro situado a 35 kilómetros de profundidad.
Incluso a minutos de hacerse sentir, el Instituto Geológico de Estados Unidos, a través del NOA, emitió una alerta de tsunami para la zona, no obstante, Eva Cancino, vocera de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) en contacto con radio Biobío lo descharchetó luego de comunicarse con el Servicio Hidorgráfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA).
Además, el sismo se sintió también en la Séptima, Sexta y en la Región Metropolitana, aunque un poco más bajito en su intensidad. "No hay impacto en los suministros y llamo a la población del Biobío a mantener la calma ante estas réplicas", afirmó anoche el director de la Onemi, Vicente Núñez.