Reportero dio jugo por vestirse de moreno infiel

Hay algunas verdades que un hombre tarde o temprano debe asumir.

Yo, un sencillo reportero pop que se defiende con dos pasos de merengue y una quebrada de cintura mula en la cumbia villera, definitivamente no nací para bailarín. Menos en los complejos y aperrados movimientos de la danza, conocida en Arica como "Morenada" andina.

Pese a todo, y con la humildad de un aprendiz, le pedí a los "Morenos Infieles de la Real Pachacama", pertenecientes a la "Morenada San Pedro de Totora" si podíamos bailar con ellos en el Carnaval de Arica 2011. Los cabros no dudaron en pasarme un traje pa' la ocasión.

A mediodía la comparsa, integrada por 150 bailarines, chinitas y músicos, se juntaron en una plaza. Los cabros se prepararon todo un año para el evento, practicando dos veces a la semana y dos horas por sesión.

Son cerca de las 5 de la tarde en la Ciudad de la eterna primavera e Hipólito Huanca, unos de los morenos, me pasa su vestimenta: Bototos, máscara, matraca y un traje de dos piezas que pesa 30 kilos. ¡Ufff!

Un sol abrasador, más de 40 grados a la sombra y una sensación térmica de chorrocientos grados dentro de la vestidura fueron el marco perfecto para darme cuenta que iba a hacer el ridículo, pero mi jefe en Santiago me dijo que tenía que llegar con una buena historia para justificar el viaje.

Pese al evidente jugo que iba a dar, el sabio consejo de "sólo siente la música, baila con el corazón", del líder de "Los Infieles", Kenny Lázaro (40), me hicieron creérmela toda. Con el Morro de fondo vacilé en la calle como un moreno más, aunque tengo menos ritmo que un chuzo.

Los pasos, que simbolizan el arrastre de cadenas de los esclavos africanos en el altiplano, sumados al peso del vestido, me dejaron más cansado que garzón el día domingo.

No dancé más de 15 minutos antes de tirar la esponja, ni pariente a las dos horas diarias que bailan los incombustibles "Infieles" durante los tres días de carnaval.

Averiado por el pucho y las vacas bien gordas, me recosté cerca del escenario, a las faldas del Morro, para recuperar la respiración.

Le devolví el sudado traje a Hipólito, que se mató de la risa con mi performance. "Acá uno baja como dos kilos bailando", me dice. "Debió decirme antes", pienso.

NO ES SHAKIRO, PERO ES REY DEL WAKA - WAKAS

"El Waka -Wakas no es una canción de Shakira".

Se llama Jonathan García (25, en la foto) y las oficia de torero. El "Matador" pertenece a la comparsa del "Círculo de Residentes Bolivianos de Arica", integrada por varios chilenos, y el año pasado se coronaron campeones del carnaval con una danza ancestral boli conocida como el Waka-Wakas (Toros danzantes).

"Esta danza boliviana no tiene nada que ver con la canción de Shakira", se apresura a decir el joven, que borda solito sus trajes.

"El baile es una mofa a las corridas de toros españolas que en época colonial trajeron a América. La gente Aymara cree que los animales no deben ser asesinados. Creemos que hay que convivir libremente", cuenta el secre de los residentes bolis, Wilmer Marca (40), que lleva 17 años en Chile.

UN HERIDO GRAVE POR TELE GIGANTE QUE CAYÓ SOBRE PÚBLICO

Una fuerte ráfaga de viento derribó sorpresivamente en la tarde de ayer una pantalla LED, ubicada a un costado del escenario central del Carnaval de Arica, dejando a cuatro personas heridas. Una de ellas fue una guagua de 1 año y  4 meses, salvada por su padre.

El estibador  Eduardo Alfredo Flores Flores ( 55) movió a su hija por instinto y recibió todo el golpe. Fue trasladado al hospital Juan Noé con lesiones leves. La bebé I. F. T.  y su padre quedaron en observación.

El que resultó más grave fue el iquiqueño Leed Alexander Llanes Croslei (21), con fractura expuesta en pierna izquierda.

La muni de Arica informó que ofreció toda la ayuda a los heridos y que la productora externa responderá. El edil Waldo Sankán lamento lo sucedido.

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