Reportero pop no estuvo ni cerca de clavar al Superman

Si tuviera que ponerle el título de una telecebolla a este intento de convertirme en la nueva promesa del balompié criollo, no me hace falta pensarlo dos veces: "Infiltrado... su única debilidad es el carrete".

¿La nochex?x Sí, es que hay cosas que un reportero pop difícilmente rehúye, y una de esas es una invitación a "hidratarse". Así que un par de chelitas de la noche anterior me pasaron la cuenta, y no sólo en la cancha, sino que sobre todo en la previa.

El julepe me recorría el cuerpo cuando iba en el móvil, camino a las canchas de Quilín, donde se realizarían las pruebas pa' fichar en Deportes Temuco, club de Tercera A, pues por la calle transitaban puros clones de Alexis Sánchez y Arturo Vidal, con físicos que denotaban dedicación a la pelotita.

Yo, por mi litro -o por mis litros, siendo más sincero-, lucía mi particular figura, esa que he esculpido por años, a punta de completos, sopaipas de la calle, mote con huesillos y el nunca bien ponderado "combinado de más".

Pero eso no podía saltar a la vista, había que pasar piola. Así que me paré derecho, aguanté la respiración, metí la ponchera adentro y caminé a lo campeón. Las miradas inquisidoras intimidaban; todos trataban de imponer respeto, incluso desde antes de pisar el césped.

Preocupado no estaba, total tenía a "Yeims Pop" de escudero y mánager, así que las cosas estaban bajo control.

De repente, el profe nos llama -éramos más de 100 cabros probando suerte- y partimos a la cancha. El pitazo inicial de la fortuna había resonado en el ambiente.

El profe se ubicó en el centro, nos reunió a todos y empezó a armar el primero de los equipos que saldría a jugarse la vida por una opción en el fútbol.

Pidió al arquero, los dos centrales y la pareja de laterales, todo esto ante la atenta mirada del Superman Vargas, deté del equipo del Ñielol.

Después, solicitó al piño un contención diestro. Yo sólo me dedicaba a observar. Pero di el paso al frente cuando requirió a un tapón zurdo, ese era yo.

El rival era un team de cabros del Sifup, es decir, locos que saben del rollo. Con perso, los "débiles" nos desparramamos en la cancha, conversamos en la previa y, pa' cachar qué pasaba por sus mentes, les tiré una "anti arenga"...

"Cabros, ellos son buenos, más encima, son del Sifup y tienen preferencias", les dije. Pa' mi sorpresa, en vez de demostrarme su cuco, los cabros casi me sacan la cresta por niñita.

"Con esa mentalidad no vai a llegar a ninguna parte, ellos tienen dos brazos y dos piernas, igual que nosotros", me dijo uno. No me quedó otra que callar, ellos sabían a lo que venían.

Ya en la cancha, traté de demostrar todo ese fútbol que me convirtió en un crá en las pichangas del diario y en mi época universitaria.

El brillo de la experiencia pasaba por que nadie notara que yo era un reportero pop, pero sólo pude esconderlo por 10 minutos: Me cansé y sólo quería que el Superman me llamara y me dijese: "Andáte a tu casa, che".

Me encantaría decir que la rompí, pero en honor a la verdad, mi saldo fue el siguiente: Me gané un manotazo en el hoci por bravo, di tres pases malos y uno bueno, pegué tres chuletas maleteras y una con balón y me pregunté cien veces "qué cresta hago aquí".

Mejor que el diagnóstico lo dé el que sabe, o sea, el Superman: "Ah, ¿sos periodistax?x ¡Dedícate a escribir, porque no agarraste una pelota!". Sería todo.

EL FRACASO PELOTERO SE VEÍA VENIR DESDE TEMPRANITO

Debo ser franco: Ni mi papá me tenía fe cuando le conté que me probaría en Deportes Temuco.

Mis compañeros en La Cuarta me dieron su aliento, incluso el director me ofreció un aumento de sueldo y un free pass anual pa'l "Kaoma" si rompía con la lógica y quedaba seleccionado, pero mis bolsillos seguirán pesando lo mismo a fin de mes.

La única tranquilidad es que el fracaso deportivo no me impidió volver a la pega, a seguir dando jugo también con el teclado.

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"Le pegaron y no sabía ni cómo cojear"

Nibaldo Rubio Ayudante Deportes Temuco

acer este tipo de pruebas masivas siempre es algo muy difícil, sobre todo porque yo vengo del barrio, al igual que Sergio (Vargas), entonces se nos complica mucho.

Siempre a uno le dicen que los cabros del barrio son buenos, que en el barrio sí que hay cracks, que por qué no se les dan más oportunidades, pero cuando los pones al nivel de profesionales, te das cuenta que la cosa no es tan así como la pintan, que esos cabros sí son buenos, pero en su nivel.

Por lo mismo, es doloroso romperles la ilusión a estos chicos, porque para ellos es un sueño, una forma de ganarse la vida, por eso no es grato tener que decirles "gracias por venir, no quedaron".

Uno siempre quisiera darles la oportunidad, abrirles las puertas, pero lamentablemente no depende de uno, sólo podemos darles chances como ésta.

De esta prueba quizá dejemos a 10, cinco, tres o tal vez a ninguno, pero uno es capaz de darse cuenta altiro de qué cabros tienen potencial: Un arquero que ordene, un central que grite, un lateral que pase y vuelva a defender; uno lo nota. Y claro que hay cabros que pueden tener una mala tarde y se pierden, como es el caso de nuestro amigo periodista, jajajá.

Es que al hombre se le notó a lo lejos que era periodista, poh. ¡Si venía con La Cuarta y la Bomba-4 bajo el brazo!

Más encima, le pusieron un manotazo y no se sabía ni lesionar. Después, le pegaron una chuleta... ¡y no sabía ni cojear, poh! Ni un brillo.

Pero al menos dejó la cancha regada... de jugo, jajajá.

Pero tranquilos. La próxima semana tenemos más pruebas pa' los cabros: El 17 y 18 en el Germán Becker, de Temuco. Espero sí que nadie más se haga el chistoso... 

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