Revelan que en billete de 10 lucrecias tenemos un espía

Arturo Prat Chacón, el capitán de fragata al mando de la Esmeralda un año antes de enfrentar al monitor Huáscar del almirante peruano Miguel Grau en Iquique, fue un precursor de James Bond, y amparado en su profesión de abogado espió para Chile en Argentina, viste.

"Prat. Agente Secreto en Buenos Aires", un libro fruto de la investigación de los historiadores Piero Castagneto (chileno, Antofagasta) y Diego M. Lascano (argentino, Córdoba) fue presentado ayer en sociedad.

Según la investigación, Prat realizó su delicada labor para el gobierno de Aníbal Pinto Garmendia y el Ministerio del Exterior, a cargo de Alejandro Fierro, entre noviembre de 1878 y febrero de 1879.

El marino y abogado, aseguran en el libro, estableció su base en Montevideo y Buenos Aires. Iba y venía entre ambas ciudades, donde mantuvo una red de informantes.

Los historiadores explican que así infiltró los círculos navales, diplomáticos, empresariales, periodísticos y profesionales.

ANALISTA

Su misión, añaden, fue calibrar la capacidad bélica de la Armada argentina - que resultó inferior a la nuestra- e interiorizarse de la real consistencia de los planes de la Casa Rosada para invadir la Patagonia chilena.

"Fue elegido para esta misión, porque tenía una amplia cultura humanística, y como marino y abogado fue capaz de analizar tanto las variables geopolíticas de la guerra que se incubaba entre Argentina y Chile, como la sensibilidad de la sociedad rioplatense sobre este futuro conflicto", sostiene Castagneto.

El año 1879 sorprendió a Prat en Montevideo. La primera carta que escribe ese año va diirigida a su esposa, Carmela Carvajal. Se ha enterado del nacimiento de su hijo. "He dado gracias a Dios que me ha concedido, siquiera, que tu parto haya sido feliz...", le dice desde su anónima soledad.

CORTO

Al historiador argentino Diego Lascano no le quedan dudas que los chilenos tenemos la imagen de un agente secreto en el billete de diez lucas.

Confiesa que el libro nació como el guión de un cortometraje para la televisión, pero luego se puso más serio y exigente, hasta alcanzar su actual formato.

Prat, luego de cumplir su misión, regresó justo a tiempo a su patria. Así lo atestigua una información publicada en el diario "La Patria Argentina", que con el título de "Un Bombero Chileno", dice: Últimamente vino a Buenos Aires, diciendo que venía de Europa, el capitán de fragata chileno señor Praat (sic). El señor Praat que decía querer visitar Buenos Aires antes de regresar a Chile fue presentado en casa de don Gregorio Torres, con quien fue a la estancia de este señor en La Magdalena. Ahora está averiguado que el señor Praat no era más que un espía, enviado por el Gobierno de Chile , para estudiar nuestros elementos marítimos y estar a la mira del movimiento de nuestra escuadra.

Manuel Vega O.

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