El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) está en el decimonoveno piso del edificio Interamericana, en pleno centro de Santiago.
A un costado un exclusivo café le da un aire pirulo al sector. Cincuenta metros al sur, una farmacia Galénica aparece como un oasis entre las grandes cadenas que ayer desfilaron por calle Agustinas para declarar en el TDLC.
Un centenar de estudiantes de Química y Farmacia de la Ponti Cato y la Universidad de Chile se apostaron afuera del bello edificio para protestar con carteles que aludían al "Robotril" del que acusan a las grandes cadenas.
Un vigoroso estudiante disfrazado de pepa contra la angustia animaba a sus compañeros y a los transeúntes, mientras a varios metros de altura los abogados de SalcoBrand y Cruz Verde se defendían como gatos de espaldas y negaban la colusión.
Como por arte de magia los senadores Guido Girardi y Alejandro Navarro llegaron al lugar para dar su opinión. Flash aquí y foto allá para negarse a la venta de remedios en los supermercados y amenazar con más querellas.
Eduardo Yáñez, del Comité de Defensa Pro Ciudadana, reclamaba porque pidió entrar a ver la audiencia y no lo dejaron. "Me sacaron con la fuerza pública, así que presentaré un requerimiento constitucional porque no es posible que este tipo de instancias se discutan a puertas cerradas", peló.
FUNAS
A la misma hora, en el Paseo Ahumada, un grupo de la Central Autónoma de Trabajadores (CAT) funó a las grandes cadenas con carteles que decían "Clausurada por ladrones", lo que provocó la alegría y aplauso espontáneos de la barra pop.
Ramiro García S.