De nenito leía las historias de Sherlock Holmes y alucinaba con pertenecer a las Fuerzas Armadas. Jura que es valiente y quiere atrapar a narcos, violetas y secuestradores. Sólo les tiene temor a las agujas, la sangre y el olor a hospital.
El intrépido muchacho es Matías Torres, de 18 años, quien sacó puntaje en la PSU (800) para estudiar cualquier carrera profesional, pero prefirió meterse a la Escuela de Investigaciones de Chile.
El año pasado estuvo medio semestre en Concepción estudiando Ingeniería, pero echó de menos a sus papis, oriundos de Puerto Montt, y se dejó llevar por el corazón: "Postulé a la PDI".
Pasó todas las pruebas y con el puntaje de la PSU -776 en lenguaje y 812 en matemáticas- ocupó el primer lugar en la lista de ingresos.
"Me gusta la PDI por la modalidad de trabajo, la proyección a futuro y que se privilegia la profesionalización", dijo con la sonrisa que dejó lucir sus frenillos.
- Con el puntaje cototo que sacaste podrías haber estudiado Medicina...
- Es que la medicina me da miedo. Si me sacan sangre me desmayo.
- ¿Tal cual "Papelucho" querías ser detective?
- La vocación la traigo de familia, mi papá es carabinero.
- ¿En qué quieres especializarte?
- En Inteligencia, Policía Antinarcóticos y Fuerzas Especiales de Investigaciones. Son las áreas más adrenalínicas.
- No sé cómo lo vas a hacer cuando te toque ver un muerto ensangrentado...
Este año entraron 60 féminas y 223 cabros a la PDI. Sacando la cuenta, cada chiquilla se puede regodear con cuatro pololos al año. Sin embargo, este tema no le interesa a Matías.
El lolo está solito y a los únicos que va a echar de menos es a sus padres, durante los tres años que esté internado.
"Es complicado eso de pololear acá. No se puede dar ni la mano, tengo entendido. Además me dijeron que para salir con la niña hay que andar con un chaperón", dijo.
Entre las cosas que le gusta hacer a Matías está leer todo tipo de novelas.
Nunca ve tele, así que las series detectivescas, como "CSI", "NCIS", "La Ley y el Orden" o "Detectives Médicos", son parte de una fauna que conoce sólo de oídas.
Además es regalón y no puede estar lejos de sus papás, "por eso me vine de Concepción el año pasado cuando estaba en la universidad", aclaró.
Eso sí, está seguro que durante el encierro sabrá soportar la vida solitaria. "Esta vez privilegié mi vocación", remachó antes de ir a formar su primer escuadrón.
CORRE LA LISTA: ALGUNOS NO PASAN LA PRIMERA SEMANA
En la Escuela de Investigaciones hay 900 alumnos, de los cuales un 10 por ciento no pasa la primera semana.
Y no es que les hagan pruebas al estilo "Pelotón" ni que los despierten con una chicharra a las dos de la madrugada, sino que algunos no soportan el encierro y la jerarquía y se echan a volar antes de pasar la primera semana.