Salió duro el bicho: OMS asegura que Ómicron no será la última variante

(AP Photo/Martin Meissner)
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“Cuanto más circule el virus, más posibilidades hay que de que surja una nueva variante más mortal”, aseguró el doctor Bruce Aylward, asesor sénior de la Organización Mundial de la Salud.

El doctor Bruce Aylward, asesor sénior de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no cree que la variante ómicron vaya a ser la última del virus de la COVID-19, por lo que ha advertido de la posibilidad de que en el futuro surja una más mortal mientras siga circulando el virus.

“Ómicron probablemente no será la última variante de la COVID-19. No lo sabemos aún, pero cuanto más circule el virus, más posibilidades hay que de que surja una nueva variante más mortal que ómicron”, ha alertado en rueda de prensa este miércoles.

Al hilo, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha recordado que la semana pasada se notificaron más de 15 millones de nuevos casos de COVID-19 en todo el mundo, “el mayor número de casos notificados en una sola semana”. “Y sabemos que se trata de una subestimación”, ha puntualizado.

Sin embargo, ha detallado que el número de muertes semanales notificadas “se ha mantenido estable desde octubre del año pasado, con una media de 48.000 muertes semanales”. “Aunque el número de pacientes hospitalizados está aumentando en la mayoría de los países, no está al nivel de las olas anteriores”, ha celebrado.

A su juicio, esto se debe “posiblemente” a la menor gravedad de ómicron y a la inmunidad generalizada por la vacunación o la infección previa. En cualquier caso, ha mandado un mensaje de prudencia a la población: “Aunque ómicron causa una enfermedad menos grave que delta, sigue siendo un virus peligroso, especialmente para quienes no están vacunados. Casi 50.000 muertes a la semana son 50.000 muertes de más. Aprender a vivir con este virus no significa que podamos, o debamos, aceptar este número de muertes”.

Sobre el pronóstico de que un 50 por ciento de los europeos se contagiará con ómicron en los próximos dos meses, la epidemióloga líder de la OMS, Maria van Kerkhove, ha señalado que existen “las herramientas para planear y evitar que se cumpla”. “Pedimos a todos que nos ayuden a reducir la transmisión”, ha agregado.

Por su parte, Aylward se ha mostrado impresionado con la gran crecida de ómicron: “La curva de la epidemia es asombrosa. En 30 años trabajando con enfermedades infecciosas nunca había visto nada igual. Hay que hacer todo lo posible para frenar los contagios”.

La OMS sigue rechazando la endemia

Van Kerkhove ha rechazado que, por el momento, estemos entrando en una fase de endemia. “”No habrá una situación endémica en un país mientras en el resto del mundo sigue habiendo una pandemia. Así no es como funciona. Lo que pasará en la primavera depende de nosotros. El coronavirus se hará endémico, no hay duda de ello, pero no estamos ahí todavía. Estamos en mitad de una pandemia”, ha reivindicado.

Por su parte, Tedros ha instado a “no permitir que este virus tenga vía libre ni bajar la guardia, especialmente cuando hay tantas personas en el mundo que siguen sin vacunarse”. “En África, más del 85 por ciento de las personas aún no han recibido una sola dosis de vacuna. No podremos acabar con la fase aguda de la pandemia si no cerramos esta brecha”, ha resaltado.

Misma opinión ha expresado el director ejecutivo del Programa de Emergencias de la OMS, Mike Ryan, quien opina que “no es el momento de rendirse”. “No es el momento de declarar que este es un virus bienvenido. No es bienvenido ningún virus que mate a la gente”, ha defendido.

Tedros ha añadido que “la inmensa mayoría de las personas ingresadas en los hospitales de todo el mundo no están vacunadas”. “Aunque las vacunas siguen siendo muy eficaces para prevenir la enfermedad grave por COVID-19 y la muerte, no impiden totalmente la transmisión. Una mayor transmisión significa más hospitalizaciones, más muertes, más personas sin trabajo, incluidos profesores y trabajadores sanitarios, y más riesgo de que surja otra variante aún más transmisible y más mortal que ómicron”, ha avanzado.

Igualmente, ha sostenido que este gran número de casos de COVID-19 “también supone una mayor presión sobre unos trabajadores sanitarios ya sobrecargados y agotados”. “Proteger a las personas de mayor riesgo también ayuda a proteger los sistemas de salud y a los trabajadores sanitarios, que una vez más están sometidos a una mayor presión debido a la carga de ómicron. Los trabajadores sanitarios han hecho todo lo posible para protegernos durante dos años; todos debemos hacer nuestra parte para protegerlos, vacunándonos y tomando precauciones para evitar infectarnos o infectar a otra persona”, ha remachado.

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