Muy querido serán los finados y mucha será la pena, pero el hambre no perdona y a la hora de alimentar el buche triste, la solución está afuera del Servicio Médico Legal.
Se trata de un minibús Toyota Coaster del '87 que fue encachado como carrito sanguchero para alimentar a los deudos que van a reclamar sus difuntos a la morgue de avenida La Paz.
"Fue un doctor que trabaja aquí mismo el que le puso Morguer King, así que lo bautizamos con ese nombre", contó Sonia Lizama, orgullosa del nombre de su local cuya inspiración fue una conocida cadena internacional de hamburguesas.
El vehículo se lo compró hace un año y medio a un par de teclos y de inmediato se dio cuenta de que el bitute es el mejor remedio para el luto y la pena.
"Tengo tres combos: Ave Morguer, Churrasco Morguer y Lomito Morguer. Todos llevan palta, tomate y mayo, onda italiano, pero el toque morguer es el queso", explicó Sonia.
"La gente que viene a buscar sus familiares también pide completos y sobre todo té y café cargado. Pero en los brebajes nuestro fuerte es el mote con huesillo, bien helado, con harto mote y con harto huesillo", soltó la señora Morguer que aún no se atreve a producir Whopper de tres hamburguesas.
La fritanga humea hace 11 años frente a la morgue y sus clientes aseguran que sus sánguches son la muerte, las cañas de mote son de cuco y que los completos con vienesa frita son de thriller.
TRISTE
La cara amarga del Morguer King es que sus trabajadores deben mezclar su pega con el dolor, las lágrimas y los desmayos de los deudos.
"Aquí estuvimos con las familias de los 81 presos que se quemaron en San Miguel y con los parientes de las víctimas de Juan Fernández. No es fácil atender a la gente", reconoció Sonia.
"Primero vienen por un cafecito, después piden un pancito y después se lanzan con los churrascos", contó Sonia.
Entre la clientela del Morguer King también destacan doctores, camilleros, buitres y los propios periodistas que cubren crímenes y muertes violentas.