El sábado 3 de septiembre Rafael Garay Pita, como lo hacía regularmente hace más de 10 años, visitó el night club Passapoga, pero está vez fue diferente, porque iba a despedirse. Al día siguiente abandonó el país y desapareció.
Una chiquilla del lugar de Providencia que pidió mantener su nombre en el anonimato, y que apropiadamente llamaremos "Garganta Profunda", nos dijo que él llegó con cuatro amigos y la jornada fue una mezcla de lujuria y pena. Les dijo que debido a su enfermedad mortal se iría cortado para siempre.
Un dato duro sobre el gusto del Rafa por el Passapoga se remonta a la madrugada del 19 de diciembre del 2007.
Ese año protagonizó un accidente automovilístico, con 2,3 grados de copete en la sangre, acompañado de tres bailarinas del centro nocturno. El resultado del choque múltiple fue una mujer con fractura de cráneo y pérdida de masa encefálica.
Un mesero que trabajó en el lugar nos contó que Garay era un cliente solitario. Que iba religiosamente todas las semanas, se instalaba en el subterráneo, casi siempre con un gorro de lana. Agregó que era muy educado, culto y que su ánimo cambiaba entre la euforia y la calma.
El trago preferido del Rafa era el vodka. El 70% por ciento de las veces se dejaba caer sin compañía y en promedio durante los más de diez años que frecuentó el night club gastó entre uno y dos millones de pesos por velada. Lo que no sorprende porque la clientela VIP no se fija en gastos y la botella más barata vale $250.000.
Si calculamos, por lo bajo que gastara "sólo" un millón de pesos a la semana, y durante diez años, nos da 52 palos por calendario, y si hacemos periodismo ficción, en una década habría gastado la friolera de 520 millones.
"Garganta Profunda" agregó que el prófugo tuvo varias enamoradas (en su mayoría chilenas) que lo acompañaban a lo oscurito en el lugar y a domicilio.
Agregó que algunas veces también las llevó fuera de Santiago e incluso del país. El "economista de la tele" las iba cambiando a medida que ellas buscaban nuevos rumbos lejos de la noche.
250
Lucas cuesta la botella más barata en el Passapoga, y el Rafa se tomaba varias en buena compañía.
Tan asiduo habría sido el ingeniero comercial al Passapoga que no era raro que llegara en busca de compañía, se fuera un rato y volviera después como si nada, firme como un roble.
En el club nocturno cuando se enteraron de su supuesta enfermedad le dieron ánimo, y le dijeron (con razón) que tuviera esperanza porque "se veía más sano que todos", pero el agonizante Garay les explicó que su padecimiento era cerebral y que por entonces no tenía síntomas visibles.
En un medio salió hace cinco días que Garay antes de irse realizó una despedida en el Passapoga, en otro dijeron que fueron tres, pero la verdad es que simplemente se despidió de abrazos del personal de un sitio que era como su casa.
Agresivo
El eterno productor de espectáculos para adultos, Gustavo Pradenas, contó que el Rafa también era cliente frecuente del Club Diosas, un local de Bellavista en donde él una vez tuvo una mala experiencia con el pelado.
"Yo llegué y se acercó a mí mi amiga Monserrat Morilles. Ella estaba con Garay y él la siguió y me pegó un empeñón como diciéndome que no me metiera con ella, porque lo estaba acompañando. Fue muy desagradable y le tuve que explicar que sólo éramos amigos".