Un hallazgo, que es una verdadera celebración para la comunidad científica, es el que se anotó un grupo multinacional de profesionales, que gracias a unas fotos tomadas desde el espacio logró dar con una colonia de más de un millón y medio de pingüinos adelaida, especie a la que ya estaban echando de menos en su hábitat natural.
En las imágenes satelitales, a los expertos les llamó la atención unas grandes manchas, correspondientes a heces y guano, las que finalmente les sirvieron de pista para dar con esta numerosa población de aves en la Antártica.
Los pingüinos habían decidido migrar a un sector más al norte del continente blanco, conocido como Islotes Peligro, zona de muy complicado acceso y de territorio extremadamente rocoso, donde se convirtieron prácticamente inevitables para el ojo humano.
Alegría científica
"¡Es un caso clásico de encontrar algo donde nadie lo estaba buscando! Llegar a los Islotes Peligro es difícil, así que nadie realmente lo intentó", apuntó uno de los miembro del equipo, Tom Hart, de la Universidad de Oxford.
Cuando los expertos lograron hacer la lectura de que el guano que se veía en las manchas satelitales podía corresponder a la presencia de estos pingüinos, ahí se aventuraron a llegar hasta la zona, donde con drones consiguieron fotografiar el área y encontrarse con esta numerosa colonia, compuesta por 751.527 parejas de estas aves.
"Pensamos: '¡Wow!' Si lo que estamos viendo es cierto, esta será unas de las colonias de pingüinos adelaida más grande del mundo, así que valdrá la pena enviar una expedición para contarlas correctamente", se tiró a la aventura la doctora Heather Lynch, de la Universidad de Stony Brook, Nueva York.
El por qué de la decisión de migrar de los pingüinos no está claro, pero hay algunas luces. "Es difícil saber las causas. Claramente, el cambio climático y la reducción del hielo y el kril juegan un papel importante, pero la disminución del hielo marino también permite el transporte marítimo, en particular la pesca, lo que puede agravar el problema", sería el motivo, según Tom Hart.