Se autoapuñaló porque le pidieron que se chantara

Como diría el enigmático bate guatemalteco Ricardo Arjona: "En el mundo hay tantos borrachos como arenas en el mar". Y cada pirigüín de pipa se comporta distinto cuando le ruegan que deje de empinar el codo.

Los ebrios piolitas están toda la noche apoyados en el vaso mientras meditan sobre el comportamiento de otros especímenes ensopados en alcohol. Cuando alguien les pide que paren, dejan el copete tranquilamente y se van a a la casa. Generalmente despiertan en el choapino de entrada o en la casa del perro.

A los melancólicos les cuesta más dejar la botella. Lloran y muestran las fotos de sus hijos si les sugieren que paren de hacerse pebre el ya dañado hígado. Amenazan con quitarse la vida. Nunca ocurre; tienen que chupar al otro día.

Los jugosos ya le han agarrado el cucu a la suegra o se han servido a la tía del jardín antes que les pidan que se chanten. Si alguien osa decirle esta calamidad se va de golpiza (aunque sus combos sean como un masaje capilar). Terminan atornillados al guáter y niegan tener problemas con la bebida, pese a que la telita en el ojo se les ve a kilómetros.

La lista es tan larga como la angustia después de tres días chupando. Y el fin de semana pasado, según diario Futrono, un tufoman con los párpados caídos y la piel amarilla se anotó con otra forma de reaccionar en la inclasificable fauna etílica.

La historia dejó ebrios de asombro a los habitantes de la tranquila comunidad de Ignao, en Lago Ranco, donde un curaíto de múltiples colores se matriculó como autoflagelante extremo: se enterró un cuchillo en la clavícula porque le pidieron que no siguiera chupando.

La extraña situación quedó al descubierto el fin de semana pasado, a 7 kilómetros de la ciudad de Ranco, cuando vecinos lo encontraron.

No se entregó la identidad del adulto "responsable", pero sí se estableció que tomó la drástica determinación de causarse daño cuando familiares y amigos le pidieron que parara.

Voluntarios de Bomberos de Ignao brindaron los primeros auxilios y avisaron al servicio de salud, que rápidamente mandó a profesionales para atenderlo.

Su estado, aparte de etílico, es de carácter reservado, pero sin peligro de muerte.

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