Se confiesan en la capilla

Si escuchó un sonido medio extraño cuando Claudio Bravo y Mark González enfrentaron por primera vez los micrófonos en la sala de prensa sudafricana, no crea que el problema lo originó su antigua tele. ¿El consuelo? En los LCD de última generación también había eco, ecoo, ecooo. ¡Plop!

Claro, como la propagación del sonido involucra variaciones del estado tensional del medio, según la sabia Wikipedia, el audio en el salón más bien hacía recordar los chistes con tendencia religiosa de Coco Legrand. YouTube lo puede enchufar en la materia.

Pero la explicación es sencilla: La sala de prensa del complejo de Ingwenyama corresponde a una capilla enchulada, donde hay espacio, incluso, para los ateos. Claro, a última hora hubo que hacerle un lifting, pero igual sirve para que los jugadores se dirijan al país.

Donde antes estaba Don Jechu paqueando a los pecadores, ahora se instaló la mesa en que se apoyan los micrófonos para las conferencias. Y su portón de madera gruesa no ha sido echado abajo por ninguna mano impoluta, así que los periodistas hasta hoy se encuentran con un león forjado y unos motivos religiosos en placas de cobre.

¿Vio? Aparte de los centímetros en ciertas partes, los negritos no tienen mucho de diferente de los chilenos. Acá también hay hueco para la improvisación, la que también se nota en el estadio Mbombela, donde aún hay trípodes arreglando detalles para el partido de la Roja.

Y ojo, que la emergencia también se nota en el laboratorio de Chile, pues aún le están dando una pezuña de león a la pieza que usará La Jefa junto a su hija Pancha Dávalos, invitadas de honor de la Selección. Es que el lema es amar al prójimo.

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