La versión viva del perro muerto: se fueron sin pagar por el sismo pero volvieron

Familia que arrancó de restorán por el 6,7 de la Región de Coquimbo, regresó al día siguiente a pagar lo comido y lo bailado. Los mozos del local no la podían creer y le pidieron una foto para publicarla en el Face.

"Se sintió más fuerte que el del 2015", ese fue el comentario más recurrente de los residentes habituales de la Región de Coquimbo tras el sismo de 6,7 grados que afectó la zona el sábado.

Es que, según los expertos, el movimiento vertical y la profundidad del fenómeno, cuyo epicentro se ubicó 16 kilómetros al noreste de Tongoy, no sólo fue responsable de los cuantiosos daños, sino también del pánico que provocó este y la posterior alerta de tsunami.

Sergio Villalobos (42), junto a su esposa Alejandra Bustamante (40) y su hija Catalina (6), fueron una de las muchas familias que les tocó protagonizar el traumático episodio.

Justo una hora antes del sismo llegaron al restaurante "Mar Adentro", ubicado en la caleta de pescadores de Peñuelas.

Ese mismo día habían llegado desde Santiago para pasar sus vacaciones, como ya es tradición desde 2017. Pasaron la tarde en la playa y por la noche fueron al local. "Llegamos como a las nueve a este restaurante que nos encanta, porque siempre están sus dueños ahí. El ambiente es agradable, de hecho cantamos cumpleaños feliz junto con otras mesas que celebraban a una señora", dijo Sergio.

Cuando comenzó el temblor los comensales arrancaron del lugar. "Yo pensé que se venía todo el local abajo. Se cortó la luz y le digo a mi señora que se vaya al auto, tomé a mi hija y nos fuimos hacia la 'zona segura', nos demoramos 10 minutos en subir", contó Villalobos.

Cuando llegaron al sector no inundable, Sergio aseguró que "había mucha gente corriendo hacia todos lados gritando, las señoras lloraban, habían autos chocados y abandonados, yo intentaba contener a mi hija que preguntaba cuando venía la ola, era todo un desastre", reveló aún emocionado.

A las 23:00 horas, les llegó una notificación de emergencia al teléfono que descartaba el tsunami y deponía la evacuación.

Decidieron regresar al departamento que tienen cerca de la playa. Fue en ese momento cuando la pequeña Catalina le dijo al padre, "¡papá, nos fuimos sin pagar! Recién ahí se acordaron que con el susto habían hecho perro muerto sin querer.

A la mañana siguiente la familia despertó en medio de las réplicas. Desayunaron y partieron al local de comida a cumplir con su deber. En el lugar estaba el dueño limpiando el desastre que había quedado la noche anterior.

Entraron por el ladito y le pagaron la cuenta de $50 mil pesos a una sorprendida cajera y antes de retirarse los mozos del restaurante, que no la podían creer, le pidieron una foto para el Facebook de "Mar Adentro".

René Maluenda, dueño del local, señaló "después de todo el susto es grato ver que aún queda gente humilde y honesta".

Ah, y no hubo ni un descuentito...

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