Desde agosto podría comenzar a probarse en chilenos el estudio de un antídoto que se encuentra en fase 3, según anunció ayer el Ministro de Salud. Expertos analizan lo bueno y lo malo de este proceso que podría inmunizarnos.
Una noticia que podría por fin dejarnos libres del coronavirus dio a conocer el ministro de Salud, Enrique Paris, quien anunció que el país está a un paso de participar del ensayo clínico de una vacuna contra el Covid-19, lo que además nos dejaría más cerca del antídoto en caso de ser efectiva.
Respecto a dicha vacuna, Paris comentó que "tuvimos una extensa reunión con el Presidente de la República y decidimos, con un grupo de expertos, con cuál vamos a iniciar los estudios de ensayos clínicos en fase 3 (en seres humanos), que debería comenzar en los primeros días de agosto".
Entre las posibles se encuentran las que desarrollan SinoVac Biotech (China), CanSino (China) y AstraZeneca y la Universidad de Oxford (Inglaterra).
Respecto a esta última, se conoció que ofrece una doble protección, ya que genera una respuesta inmune contra el virus, con anticuerpos y linfocitos T, "células asesinas" contra la infección.
Carlos Pérez, infectólogo y decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián, y miembro del consejo asesor del ministerio de Ciencias para la vacuna Covid-19, señaló a La Cuarta que "hemos tenido múltiples reuniones para conocer las características de las vacunas, en qué consisten, qué grado de avance hay, qué interés tienen de desarrollar estos estudios en nuestro país y saber la posibilidad de traer después la vacuna a gran escala a nuestro país".
Con relación a quienes podrían participar en el ensayo, Pérez asegura que "se elige a una parte de la población sana, que no tengan esa infección y que voluntariamente pueden participar en estos estudios. Todos estos programas tienen un sistema de inclusión y exclusión".
No corren
Enfocado en qué personas podrían ser parte del estudio, el jefe de paciente crítico de Clínica Indisa, Sebastián Ugarte, explica que "tienen que ser adultos que no tengan enfermedades que pongan en riesgo su vida por otras razones, no pueden ser embarazadas, pacientes portadores de patologías neoplásticas. Hay varias condiciones que impiden participar del estudio".
Ugarte, además, cree que "la participación de Chile en el proceso de investigación de la vacuna facilita la posibilidad de tener acceso a aquellas vacunas que resulten en los estudios de laboratorio que son eficientes para prevenir la enfermedad".
Finalmente, frente a este proceso, el doctor Alejandro Velásquez, infectólogo pediátrico de Clínica Bupa e Indisa, comentó que "el problema radica en que el momento epidemiológico no es el óptimo, ya que se ha visto que los anticuerpos se mantienen hasta 3 meses (...) las vacunas se prueban en poblaciones pequeñas inicialmente y el impacto que podría generar, se mide en cuántas personas menos se enferman y con la carga de enfermedad que hay actualmente, la posibilidad de contagio es alta, y por lo tanto, los seleccionables como 'vírgenes', serían muy pocos".