Una crisis desató su interés en la salud mental. Decepcionado de los tratamientos, investigó el tema por su cuenta y empezó a subir videos en redes sociales. Al conseguir un colchón de seguidores el siguiente paso fue ofrecer terapias psicoanalíticas, o como él lo disimulaba, un servicio de asistencia emocional. Hace pocos días, tras descubrirse que en realidad no tenía los estudios adecuados, debió dar un paso al costado.
Uno podía imaginarse que no le quedaba de otra que explicar la verdad del asunto. Pero en ese balotaje íntimo de darle o no darle cabida a las miles de críticas y acusaciones que en cuestión de horas se apilaron en sus cajas de comentarios, Sebastián Ignacio García Cáceres, en redes sociales @sebapuntogarcia, se aseguró de hacer un último esfuerzo por mantener a flote el engaño:
—Ya que mucha gente está interesada en conocerme en profundidad, voy a explicarles quién soy —comienza un video de 11 minutos y 28 segundos que publicó el viernes 26 de enero.
Su tono, las sonrisas intercaladas, los gestos frente a la cámara. De inmediato su discurso denotaba algo de ironía y, desde luego, soberbia.
A continuación, por cerca de cuatro minutos, García, vestido de traje al igual que en la gruesa mayoría de los videos que comparte y que le permitieron formar una base de casi 300 mil seguidores en Tiktok, repasará sus logros universitarios. Presume, por ejemplo, que se le otorgó el título de ingeniero civil en Informática en la Universidad Técnica Federico Santa María —”universidad que está en la quinta posición de las mejores en ingeniería en informática”—, y que luego de culminar, se dedicó a realizar algunas pasantías en Aiesec, organización sueca sin fines de lucro.
El recorrido incluyó también un certificado por un curso de innovación, diplomas por obtener el primer lugar en la XXII Feria de software del recinto, un premio del Banco Santander por emprender mientras estudiaba y una serie de certificaciones como desarrollador —Scrum developer, Scrum master, Scrum Product Owner y Scaled Scrum Master—. Eso, en sus palabras, le permitía ser “jefe de proyectos de los jefes de proyectos”.
Por supuesto, nada de psicología.
A decir verdad, recién menciona la psicología, su gran foco de los últimos años, cuando concluye la presentación de su currículum educacional. Entonces alecciona:
—La gestión informática está muy ligada con la psicología, puesto que mucho del trabajo tiene que ver con la comunicación. Cuando uno gestiona proyectos informáticos, no hay programación, es simplemente entender a las personas y sacar su máximo potencial. Por lo tanto, me tocó estudiar de todo para poder ejercer este cargo, en entidades grandes, bancarias, retail y también en empresas privadas muy grandes que todo Chile conoce.
DMENTES
A esas alturas, cuando publicó el video para defender su trayectoria, Sebastián García llevaba algunos días enfrascado en discusiones con profesionales que se enteraron que ofrecía terapias de psicoanálisis sin haberse capacitado formalmente en el campo.
Por caso, la psicóloga Fran Sbraga se preguntó en redes sociales por qué el nombre de García no aparecía inscrito en la Superintendencia de salud como el del resto de sus colegas. “Ojalá me esté equivocando y la página no esté suficientemente actualizada”, subraya inicialmente en el fragmento.
Pero luego investigó la página de su empresa, dmentes.org, y al poco andar constató que los miembros de su grupo de trabajo, a quienes presentaba como doctores, no tenían estudios de doctorado. Eso disipó cualquier duda.
Y, claro, estaban también las respuestas de @sebapuntogarcia:
“Tu intranquilidad radica en tu falta de atención, no sabes ni cómo me llamo ni quién soy. Menos tratar un TLP (trastorno límite de la personalidad) si no puedes con el tuyo. ¿Insomnio?”, se puede ver que la busca el ingeniero en los comentarios del video devenido viral.
Y más tarde, cuando Sbraga entró en la discusión, él insistió: “Recupera tu tiempo perdido encontrando la solución a tus problemas de salud mental (...), así capaz encuentras algún paciente en vez de demostrar tu insomnio e inestabilidad del ánimo que proyectas en todos tus videos”.
“Aquí dice que yo tengo TLP, que tengo problemas de salud mental, y es como, hmm, ¿se imaginan a un psicólogo riéndose de eso?”, cerró el tema Sbraga.
De todos modos, Sebastián García no iba a permitir su caída así como así.
“Tengo un montón de libros”
A partir del siguiente testimonio, el ingeniero ensayará su explicación:
—Independiente de los estudios que yo tenga en educación formal, tengo un montón de libros, y para hacer el contenido que yo hago, deberían estudiar muchísimo. Lo que pasa es que muchas personas creen que la educación formal es un proceso donde uno aprende y luego ya. La persona no es nadie hasta que adquiere un título y es psicólogo, y esa es su forma de ser: no hay un ser más grande. Y por eso subí el video, para que ustedes entiendan que son una persona más grande luego de su título. Pero hay personas, la mayoría, que están encasilladas. Y estudiar algo que esté fuera de su carrera le parece una pérdida de tiempo. Sin embargo, yo aquí tengo libros de filosofía, de psicoanálisis, de psicología, de filosofía (sic), de marketing, de historia. O sea, hay un amplio conocimiento.
Para convencerse de adquirir esa nutrida pila de libros e interesarse por la salud mental, @sebapuntogarcia debió pasar antes por una dura crisis. Con 25 años, le diagnosticaron un trastorno mixto de depresión y ansiedad. Inició un tratamiento y a medida que avanzaban las sesiones, su terapeuta descubrió que tenía rasgos, o bien, un trastorno límite de la personalidad. Entonces, se originó el primer quiebre entre el ingeniero y los psicólogos: le costó cerca de tres años encontrar a alguien que le explicara cómo continuar, y cuando al fin dio con una profesional, pasado un tiempo, ella le explicó que no tenía más herramientas para ayudarlo.
—Me confesó que no sabía más, por lo tanto, tuve que investigar —continúa García el relato, lo que derivó con el tiempo en una pregunta—: ¿Cómo hacen las personas que no tienen los recursos para pagar la salud mental, que es muy precaria en este país? Sobre todo las personas que son psicólogos… son personas que no saben mucho.
Su respuesta fue automedicarse.
—Si ustedes quisieran seguir mi camino, tendrían que leer todos estos libros —se ufana en las imágenes el supuesto psicoanalista y luego enseña uno a uno a los textos acompañados por una breve reseña.
Tres ensayos sobre la teoría sexual de Freud, El rostro de las emociones de Paul Ekman, La voz sí que importa de Isabel Villagar, El poder de la caricia de Sergio Canals y El narcisismo de Alexander Lowen. Allí se detiene: “Cuando llegamos al contenido del narcisismo, es cuando el canal explotó. La gente me empezó a seguir y me empezó a pedir que yo le hiciera una asistencia emocional”.
En un comunicado que publicó un par de días después completa: “Llegó el día que una seguidora me pidió por favor si podía tener una reunión por Zoom pagada conmigo. Me preguntó: ¿cuánto vale?, a lo que yo le contesté: cuando hago clases de programación cobro 40 mil por hora, así que ese sería el valor. Ella respondió: me parece bien, mándame los datos. Luego de ese día no pararon de llover las personas que me contaban lo que les había tocado vivir y que estaban con tratamiento psiquiátrico y psicológico, sin embargo, creían que hablar conmigo les podría servir”.
Esas conversaciones —servicio de asistencia emocional como lo llamaba él— a su juicio cumplían con todas las regulaciones para poder efectuarse. El problema es que, aunque ahora precisa que “no he dicho ni he hecho psicoterapia, diagnóstico ni menos recetar medicamentos”, García se presentaba como psicoanalista en su sitio web y en su linktree la descripción es clara: “Terapia psicoanalítica especializada en abusos y relaciones de pareja”.
Por cierto, parecía convencido que los psicólogos tenían contra él algo personal:
—Si alguna vez a ustedes les gustaría ser como yo, porque al parecer a la comunidad de psicólogos que me está criticando los veo un poco frustrados, tendrían que leerse todos estos libros, ¿sí? Tendrían que aprender a leer, ¿sí? Tendrían que salir de su burbuja, ¿sí? Porque para conseguir pacientes no se trata de conseguir un título. Se trata de ayudar.
Y después de enumerar otro montón de libros, de Otto Kernberg, del Lobo de Wall Street o del CEO de Disney, puntualizó que allí “está toda la experiencia, para que ustedes dejen de preocuparse de mí y empiecen a preocuparse de ustedes”. “Para que puedan financiar su vida, porque al parecer lo que necesitan es dinero”. Completó: “Levantas una piedra y te sale un psicólogo de cualquier universidad, incluso de universidades que ni siquiera te piden notas”.
Con las horas el video de @sebapuntogarcia, sin embargo, sólo le trajo más insultos, acusaciones y críticas. O comentarios que se burlaban sin piedad de su experiencia:
“¡Me vi todas las temporadas de Grey’s Anatomy! ¡Estoy lista para operar!”, le planteó alguien con sarcasmo.
El domingo, tras denunciar que “los comentarios han escalado en amenazas a la integridad de mi familia y a la de mi persona”, Sebastián García resolvió despedirse de las redes sociales y cerrar el sitio de dmentes. Publicó un extenso comunicado en el que resume la historia, aunque ahora con otro tono, sin ironías ni dedicatorias a los psicólogos.
Al contrario, les pide disculpas, reconoce su error y cierra: “Seba Punto García enfocado en salud mental muere hoy y para siempre”.
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