El diputado apoya la adopción homoparental y no tiene problemas en mostrar sus tatuajes en el Congreso. "Que me quieran como soy, pero si no es así, perfecto", afirmó.
Sebastián Keitel avisa que viene de una actividad de distrito. "Llego en cinco minutos", dice.
Justo a la hora que había dicho, el diputado de Evopoli entra a la Clínica Meds de Lo Barnechea. Tiene hora al kinesiólogo por un problema en la espalda, a las 14.30 horas, y luego debe volar a otra actividad por su distrito 9. "Soy acelerado, me gusta tener todo para ayer y no para mañana", comenta.
El que fuera "el hombre blanco más rápido del mundo" asegura que, en estos 15 meses de trabajo, tiene cien por ciento de asistencia en el Congreso, que le choca la "inconsecuencia en los momentos de votar de muchos (diputados)" y que alguna vez lo han increpado por el hecho de ser político.
El ex velocista revela que "cuando uno está adentro te das cuenta quiénes trabajan de mejor manera, otro quizás que no tanto. Uno tiende a empaquetar a todos y meterlos en el mismo saco, pero adentro me ha cambiado mi percepción sobre muchas cosas".
- ¿Qué fue lo que más te sorprendió?
Que muchas veces se vota más en coalición de bancada y no, creo yo, respetando pensamientos personales. Eso me impresiona mucho. De repente digo, chuta porque votó así y opinó así cuando deberíamos ir avanzando independiente de nuestro color político.
- Tú estás a favor de la adopción homoparental, por ejemplo…
Creo que he votado en consecuencia personal prácticamente todas las veces. No tengo drama alguno. Me lo han reprochado, los miro y les digo "¿Y, cuál es el problema?".
- ¿Sientes que eres el rebelde del partido?
No me siento un bicho raro dentro del partido, comparto las bases del partido, pero sí me siento el más rebelde dentro de la derecha, totalmente. Y no tengo drama al respecto, que me quieran como soy, pero si no es así, perfecto.
- ¿Cómo es tu rol como padre, crees que lo has hecho bien?
Si algo creo que hago bien en mi vida es la parte familiar, con todos mis errores y defectos, muero por mis hijos, Tatán (Sebastián) tiene 22, la Elisa 18 y luego están mis dos pequeñas.
- Tus hijos más grandes, ¿Son de ir a marchas?
Tatán fue a la Marcha del Orgullo, la Elisa no sé si ha ido. Pero Tatán si fue, y va siempre, y cero drama. Él (su hijo) me acompaña al Congreso y está con muchas ganas de ir de concejal el próximo año. Es un hijo exquisito y lo paso increíble él.
- Tienes varios tatuajes, ¿Cuál fue el último?
Todos los que tengo tienen un significado. Tengo un brazo lleno de superhéroes y tres villanos, que representan los tres poderes del estado, protegidos por todos los superhéroes, en el otro brazo tengo puros cartoons, de Hanna Barbera, porque eran los monos animados que yo veía al llegar al colegio, tengo de todo, desde Las Olimpiadas de la Risa hasta Las carreras Locas, tengo 45 monos por lo menos.
- ¿Sientes que te miran distinto por el hecho de ser un diputado con tatuajes?
Siento que de todas maneras rompo el molde. En marzo aparecí en camisa manga corta y todos me miraban, habían diputados que me preguntaban si eran de verdad y otros para preguntarme dónde me lo había hecho.
- ¿Te han dicho algo?
Les llama la atención, en algunos casos puedes sentir hasta discriminación, el tatuaje hace un par de años atrás, de manera más masiva, era símbolo de drogas, alcohol, de cosas negativas, hoy el mundo va cambiando, y que a la larga cada vez es menos drama al respecto. Yo no discrimino y espero lo mismo de vuelta.
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