Seis escotes asesinos en los lustrabotas del centro de Santiago

Igualito que a La Máscara, el famoso personaje verde interpretado por Jim Carrey al que se le salían los ojos cuando miraba a la rica Cameron Diaz, están quedando varios gringos gracias a un encachado negocio de lustrabotas.

La idea consiste en poner a una bien escotada lola a sacar brillo y pulir zapatos para que, de pasada, el cliente continúe feliz de la vida luego de echar un ojal entre tanta gracia femenina.

La realidad chilensis no está muy alejada de la gringa, ya que según los titanes que la mojan a punta de escobillazos en el centro de Santiago, esta idea ya se puso en práctica y dejó la patá en un principio.

"Vino un grupo de lolas bien escotadas pero no pasó nada, fue la pura novedad. Dijeron que se iban a instalar durante tres meses para ver la reacción de los hombres, pero aguantaron sólo uno. Mi clientela no falla", soltó Rafael Barrientos (42), lustrabotas hace veinte años.

Su colega Rafael Santana (60) piensa lo mismo, "el cliente va a preferir un trabajo bien realizado a un escote más pronunciado. Cuando vinieron las chiquillas hace dos años no nos sentimos amenazados en perder nuestra pega, estaban más preocupadas de no ensuciarse las manos y de sus uñas que de prestar un buen servicio".

Luis Felipe es un oficinista habitual del reluciente sillón. Reconoce que el macho criollo es bien desinhibido a la hora de tratar este tipo de candentes temas, pero cuando está acompañado de sus amigos, "el hombre en grupo es choro, pero si se queda solo se achuncha entero. Personalmente no lo haría porque no tengo necesidad de andar mirando esas cosas, en la casa me está esperando mi notebook con internet, ahí tengo mucho donde escoger", se sinceró el ardiente computín.

LA ADRI SABE DEL TEMA

Una que sabe de escotes impresionantes es Adriana Barrientos, quien le pone todas sus fichas a este lucrativo negocio: "Yo creo que el que se atreva con este negocio en Chile no le va a ir bien, le va a ir excelente. Los hombres van a pasar con los zapatos brillantes, antes, durante y después del trabajo".

"El hombre chileno es bien mirón si lo comparamos con el argentino, le gusta fijarse en el escote de las mujeres, pero siempre con respeto, no se pasa pa' la punta. He pillado a varios mirándome y cuando los sorprendo se hacen los locos, se miran los zapatos o para otro lado, son bien califas", acusó la infartante modeloca de gran personalidad.

Otra que le pone la fianza al ingenioso brillo es Carolina Carrasco. "Es algo entretenido, ya que la gente hace rato que no pescaba a los lustrabotas. Yo me ofrezco a hacerlo gratis y entregar lo recaudado al dueño del puesto, todo como un experimento social", remachó la generosa.

“NO ESTOY DE ACUERDO PORQUE SE LE PIERDE DIGNIDAD A LA PEGA”

Una a la que no le hizo na' gracia tener de colegas a chiquillas que muestren más de lo debido, es Jacqueline Castillo, quien encuentra que estas cabras vienen a puro payasear.

"No estoy de acuerdo en que este rubro se preste pa'l tandeo, porque se pierde la dignidad a la pega", meditó.

"No va a faltar el hombre que se atienda con estas lustrabotas y que le dé prioridad más a mirar que un buen resultado en su calzado. El hombre es más animal y más califa", lustró para La Cuarta.

Castillo no le hace asco a esta pega, pese a que es una de las pocas que pasa la escobilla. "Hay que hacerse respetar en este mundo de hombres".

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