Con el objetivo de reforzar el compromiso de la construcción con el cuidado sanitario y la seguridad de las personas, desde el viernes 18 y hasta el 31 de diciembre se realizarán en todo el país una serie de jornadas reflexivas denominadas "Sentémonos a Conversar".
La idea es reunir a trabajadores, autoridades, empresarios y dirigentes gremiales, por segundo año consecutivo, en un círculo de confianza para construir en conjunto un camino que permita enfrentar el 2021 de mejor manera, incorporando los aprendizajes del 2020. Además, reflexionar sobre el cuidado grupal para generar espacios seguros, en términos físicos y también emocionales.
La actividad de lanzamiento, organizada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) fue encabezada por el presidente del gremio, Antonio Errázuriz, y contó con la participación del ministro de Economía, Fomento y Turismo, Lucas Palacios, quienes reflexionaron junto a los trabajadores en interrogantes sobre ¿qué hemos aprendido?, ¿cómo podemos mejorar el cuidado de la salud durante la pandemia? y ¿a qué me comprometo este 2021?
"Este ha sido un año muy complejo, pero también ha sido el año en que nuestra industria se ha transformado, haciendo de las obras y los centros de trabajo lugares seguros para las personas. Y esto se ha logrado gracias al compromiso de los trabajadores, empresas y autoridades, a quienes queremos agradecer su esfuerzo por hacer de la construcción una actividad segura y reactivadora y proyectarnos juntos hacia el 2021. Invitamos a todos quienes quieren construir un mejor Chile a seguir sumándose a esta iniciativa que se desarrolla de Arica a Punta Arenas", sostuvo el líder gremial.
Andrea: "Es bueno saber que se preocupan por nosotros"
Una de las pegas más importantes al interior de una construcción son las finas terminaciones y la señora Andrea Parada (49) ha hecho carrera al interior de decenas de faenas en la Región Metropolitana. Sin embargo, su labor se vio interrumpida por largos meses cuando se desató la crisis sanitaria, lo que puso en jaque su estabilidad laboral y familiar.
Fue así que la conversación con el resto de sus compañeros y autoridades le dio la oportunidad de entregar su testimonio sobre el desarrollo de la pandemia. "Es bueno que se preocupen de nuestra seguridad y de darnos la certeza de que vamos a tener trabajo en caso de una segunda ola", sostuvo la mujer, madre de dos niñas mateas que estudian en la universidad y en enseñanza básica. "Cambió harto nuestra forma de trabajar al interior de la obra. Se sigue un protocolo estricto, con lavado de manos y toma de temperatura. La idea es cuidarse para que después en la casa no le pase nada a la familia", dijo Andrea.
Francis: "Sirve para generar lazos entre compañeros"
Francis González (47) es supervisora de obra en Ovalle y como jefa tiene doble responsabilidad: velar por el correcto funcionamiento de la construcción y liderar el protocolo sanitario para mantener el virus fuera de las faenas.
Reconoce que no ha sido fácil motivar a sus compañeros, que muchos llegan "bajoneados" porque han perdido a familiares, por lo que una voz de aliento siempre es bien recibida.
"Tenemos que tener una interacción diaria para saber cómo se siente la persona que está al lado. A cada uno le afecta de forma distinta, algunos han sufrido pérdidas de gente cercana, entonces ha sido un aprendizaje. Se ha creado un grupo humano muy bueno, muy preocupado por lo que vive el compañero. Este tipo de actividades sirve para generar lazos", comentó la jefa.
Luis: "Es una instancia para hablar en serio sobre lo que nos pasa"
Luis Paz (51) trabaja hace 11 años en las distintas faenas en la ciudad de Arica, como encargado del transporte de trabajadores y de calentar las ollas de cada obrero, cuando a eso de las 12:30 horas comienzan a sonar las tripas. Su trabajo se incrementó considerablemente con la pandemia, especialmente a la hora de seguir normas sanitarias.
Su experiencia la contó en la jornada de reflexión organizada por la Cámara Chilena de la Construcción en la puerta norte del país. "Se habló sobre cómo hemos enfrentado la pandemia en la casa y en el trabajo. Es una instancia para conversar en serio sobre lo que nos pasa, sin tanta chacota. Es una responsabilidad muy grande que tenemos todos. Dependemos de nosotros mismos para cuidarnos", comentó el trabajador.
Fernando: "Se aprende de la experiencia del otro"
Fernando Obreque (57) trabaja en mantención y se asume como un abuelo "chocho". Por sus nietos es capaz de cualquier cosa, incluso comenzar una discusión con alguien que no respeta las medidas sanitarias y que pone en riesgo su salud. No quiere que el virus ponga en peligro la idea de ver crecer a sus regalones.
"Hemos tenido que aprender a vivir con el virus, a trabajar con la amenaza y a confortarnos frente a situaciones adversas, pero a veces los jóvenes no entienden, por lo que he discutido con varios. No es una pelea, pero trato de que comprendan que el riesgo es serio", comenta el hombre, quien valoró la instancia de poder exponer su testimonio frente a colegas de todas las edades.
"Al conversar se aprende de la experiencia del resto, sobre todo en el autocuidado. La empresa se ha preocupado de que todos los trabajadores usen sus mascarillas, que usen los protocolos sanitarios y ha servido bastante", aseguró.
Jorge: "Se promueve el respeto y solidaridad entre colegas"
En la comuna de Fresia, Jorge Aburto (55) se gana los porotos como albañil, oficio que aprendió desde muy joven. Asegura que vivir en la misma comuna donde trabaja le ha servido para hacerle el quite al contagio del Covid-19, aunque algunos colegas no han corrido con la misma suerte. "Ha sido complicado para todos, tanto al interior de la empresa como en los alrededores. Hubo un tiempo en que se relajó la cosa y llegó gente de muchos lados y eso afectó a la región", sostiene don Jorge, quien participó en la charla para exponer sus inquietudes y conocer la experiencia de otros trabajadores.
"Este tipo de actividades sirve para convencer a la gente que todavía no le toma el peso a lo que sucede. Conversando se promueve el respeto y la solidaridad entre los colegas", sentenció.
Marylia: "Es necesario decir lo que estoy sintiendo"
Como prevencionista de riesgos de la obra Parque de Lircay, en Talca, Marylia Luarte (30) reconoce que trabajar en el contexto de una pandemia mundial, que ha tenido consecuencia para la salud de los trabajadores, ha sido una experiencia nueva y desafiante, ya que cada día se enfrentan a una nueva disposición sanitaria que deben hacer cumplir.
Por lo mismo, la profesional valoró la instancia de conversación, ya que genera empatía con los sentimientos de la persona que está al lado día a día.
"Juntarnos a conversar me pareció positivo, la gente se lo tomó muy bien, es necesario darse el tiempo. Fue provechoso porque es muy bueno tomarse unos minutos para poder compartir con los trabajadores y que sientan que uno está siempre pendiente del bienestar de todas las personas. Es necesario decir lo que estoy sintiendo", comentó la mujer, quien asegura que instancias como "Sentémonos a Conversar" ayuda a mejorar la cultura sobre la prevención de riesgo en los trabajadores chilenos.
"Las medidas que se tomaron no son para molestar a las personas, sino que se trabaja por ellos y para el bienestar personal y familiar", sostuvo.
Segundo: "Trabajar acá es sacrificado, pero debemos seguir luchando"
Segundo Maldonado (64) ha dedicado toda su vida al trabajo en la construcción. Por lo mismo, conoce al revés y al derecho cómo funciona la industria. Ha tenido cientos de compañeros, otros tantos jefes y ha visto decenas de edificaciones crecer en la Región Metropolitana.
Sin embargo, nunca había sido testigo de una pandemia que le quitara la posibilidad de trabajar. Expuso su caso y su experiencia frente al ministro de Economía, Lucas Palacios, quien escuchó detenidamente la voz de la experiencia de un viejo zorro de la construcción.
"Es bueno tener la instancia de decir lo que uno siente y lo que se vive a diario en el trabajo. El rubro de la construcción es uno de los más esforzados que existe y eso debemos valorarlo. Nos levantamos temprano, viajamos mucho para llegar a nuestros lugares de trabajo y a veces dejamos de lado tiempo con la familia por trabajar", comentó el hombre, que ha hecho del martillo y el serrucho sus compañeros de mil batallas, en su rol de maestro carpintero.
"Vivimos momentos muy estresantes cuando estuvimos parados cuatro meses, era incertidumbre total. Estamos acostumbrados a estar activos y estar en la casa es mucho estrés, no porque no te guste estar allá, es porque no haces nada y no estás acostumbrado a ese estilo de vida", sentenció.