Cinco son los aspectos característicos en que hay que fijarse al comprar un buen bebestible para el dieciocho.
Cuando hablamos de un buen vino tinto, lo primero que debemos hacer es identificar sus 5 aspectos característicos, como son acidez, cuerpo, dulzor, fruta y taninos. "La acidez está determinada por las condiciones climáticas en las que crece la uva, y en climas fríos o con amplia diferencia de temperatura entre día y noche, los vinos serán más ácidos", explica Daniela Gómez, académica disciplinar del Centro de Atención Nutricional de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Las Américas.
Luego añade que "cuerpo se refiere a la percepción de volumen y peso del vino en la boca, y está determinado por la variedad de la uva con la que se ha elaborado el vino tinto, su graduación alcohólica y cómo ha sido el proceso de elaboración del vino, mientras que el dulzor está relacionado con el azúcar residual que permanece en el vino tinto tras la fermentación".
"El vino tinto contiene por último dos ingredientes clave: la fruta y los taninos, que por sus características lo hacen tan popular. El tipo de uva con el que está elaborado puede dar como resultado un vino con sabores más o menos frutales, y encontramos aquellos que nos recuerdan a las moras silvestres en los vinos elaborados con la variedad syrah. O los clásicos aromas vegetales de la Cabernet Sauvignon, como el pimiento verde", complementa.
Además, la docente menciona "los taninos, antioxidantes presentes en la piel y semilla de la uva que aportan estructura y tienen potente propiedad antioxidantes, astringente y antiinflamatoria, por lo que su consumo moderado se ha relacionado con reducción de colesterol y prevenir enfermedades degenerativas", concluye.