Septiembre, el mes de la patria

Estamos ante una nueva juventud: muchachos que se preparan para la vida con otra personalidad.

Tocábamos el timbre y salíamos corriendo. En la calle jugábamos 20 por lado a la pelota, a mí siempre me ponían de arquero. Los arcos eran de piedra, y la pelota de goma o trapo. Lo pasábamos bien jugando a la escondida. Imitábamos, cantábamos, nos reíamos tanto…

El "un, dos tres momia" también acaparaba la atención de los impulsos inocentes, mientras nosotras las niñitas nos divertíamos con el elástico. Cuando ya estábamos agotadas rematábamos con el luche, para irnos a la cama extenuados a descansar. En pocas horas, un nuevo día de travesuras marcaría la agenda.

Son recuerdos de millones de compatriotas que al compás de la cueca celebrábamos el cumpleaños de Chile. Pero, los tiempos cambian y el juego de los niños también. Hoy el celular e internet han mutado la forma de mirar la vida.

Ya no se juega a la escondida, al "corre que te pillo", porque ese portillo ya no existe. Hemos cambiado. Y no se trata de una mera transformación. Es algo más profundo que incluye gustos y esencias.

Antes, el olor a la empanada de pino, en la polvorienta fonda, adquiría un aroma familiar. Era impensado recorrer la ramada sin tus padres y hermanos; pero los tiempos cambian y hay que aceptarlo. Hoy una juventud más protagónica vive entre amigos esta fecha. Y son jóvenes con opinión, que dicen lo que piensan, que cuestionan lo que les parece mal. Y esto último, me parece bien.

Para crecer hay que cuestionar, preguntar, debatir. No sólo aceptar. Claro, todo dentro del marco del respeto. Estamos ante una nueva juventud: muchachos que se preparan para la vida con otra personalidad. Tal vez, con menos miedo al ridículo, sin complejos. Y eso es bueno, definitivamente muy bueno.

Tener opinión, cuestionar una injusticia me parece éticamente correcto (de cuerpo y alma); pero para ello, tienen la obligación de ser responsables. Si vas a conducir, por ejemplo, no bebas.

Si estás leyendo esta columna, no olvides que tienes todo el derecho a vivir, a opinar, a cuestionar y a ver, también, los dramáticos accidentes que ocasiona el alcohol. Sé testigo de ello, no víctima.

A todo esto, olvidaba desearles un muy feliz mes de septiembre amigas y amigos.

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