Cuando el '79 Severino Vasconcelos recibió el llamado de Colo Colo, nunca pensó que entre chicha y empanadas viviría los años más felices de su vida.
Por más de una décaca la mojó por estos lares, donde el Cacique, la "U", La Serena y Palestino supieron de sus cachañas. Ya el '91, año de su retiro, el recordado negro era un chileno de tomo y lomo.
El sambero echó raíces en nuestra patria, formó su familia y hoy es uno de los históricos albos más queridos entre los hinchas.
Severino en Chile lo tiene todo pa' ser feliz, pero en lo más profundo de su corazón la ausencia de Fabio, su primer hijo, lo llena de nostalgia.
Hablan por teléfono con frecuencia, pero hace 9 años no se abrazan ni se dicen cara a cara cuanto se quieren.
Eso hasta anoche, cuando en la comida anual de los colocolinos de todos los tiempos, sus yuntas albos armaron flor de sorpresa.
Con el "Chupete" Hormazábal y el Chino Caszely a la cabeza, el plan resultó perfecto. El domingo Fabio llegó a Santiago, y ayer fondeado bajo siete llaves, sólo se dio tiempo pa' grabar un video, donde supuestamente lo felicitaba por recibir el "Cacique de Oro".
"A la distancia no me queda otra cosa que felicitarte, sería lindo el poder abrazarte y decirte en persona cuánto te quiero, pero tú sabes nuestra vida es así", blufeó el regalón en un español fluido, igualito al del taita.
Severino llenó sus ojos de lágrimas, y mientras daba las gracias a su hijo por el mensaje, Fabio apareció entre las tinieblas. Todo en vivo y en directo, calcado a los famosos reecuentros del Pollo Fuentes en "Venga conmigo".
La emoción se apoderó del salón y a Vasconcelos no le quedó más que agradecer la movida de sus yuntas.
"Hace años no veía a mi hijo y que me lo hayan traído hasta acá es algo que nunca olvidaré. Estaré siempre agradecido de ustedes", timbró con una lágrima en la garganta el histórico Negro.
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