En una heroína nacional se convirtió Chaddia Mores, una sicóloga penquista que decidió tomar la justicia con sus propias manos ante un caso de abuso sexual ocurrido al interior de un microbús.
El hecho ocurrió cuando la profesional regresaba desde el centro de Concepción hacia su casa en San Pedro de la Paz en una micro que se encontraba repleta.
Según explicó, ella iba de pie cerca del chofer al momento del abuso. En ese momento se percató que, en la parte posterior del bus, dos hombres, de unos 40 años, comenzaron a frotar sus cuerpos de manera descarada contra dos niñas de 13 años, vestidas con uniforme.
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Los desgraciados actuaban de manera cómplice según Mores, ya que se miraban y reían ante el hecho.
La mujer asegura que al ver la horrible escena, no lo pensó dos veces y al ver que nadie hacía nada, avanzó hasta el fondo de la micro para encarar a los degenerados.
Al llegar frente a uno de estos sujetos, el sujeto "pega un agarrón" en las nalgas a una de las niñas. No contento con todo eso, el sujeto trató de manosearla a ella, por lo que inmediatamente le propinó un combo en la cara.
"Iba directo a la nariz, pero se corrió y le pegué entre el pómulo y la mandíbula, así que le dolió bastante", asegura.
La mujer cuenta que "el que se salvó del combo, atinó a gritarme fuertes garabatos en defensa del abusador".
"Fantasía justiciera"
Cuando ella le pegó, dos pasajeros la ayudaron y lograron bajar a patadas a los sujetos que escaparon rápidamente, mientras la niña agredida terminó siendo consolada por Chaddia.
"En ningún momento me arrepentí, si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría mil veces", señaló.
"Si yo veo a alguien que está siendo vulnerado voy a levantar la voz. De alguna manera cumplí con la fantasía justiciera de muchos", agregó.
De todas maneras, reconoce que lo que más le llamó la atención a la profesional es que, hasta que le pegó, nadie hizo nada.
"No estoy incitando a que vayamos a boxear a la gente, pero sí a que pongamos un stop, y si estamos viendo algo, que encaremos", aseguró.
Seca
Claro que el certero combo que dio la mujer tiene algo de lógica, ya que la profesional comenzó hace un año y medio a tomar clases de boxeo.
"Al comienzo fue con un fin deportivo y para liberar estrés, pero me di cuenta que además me propinaba una herramienta de defensa", indicó, reconociendo que la acompaña a sus clases su hija de 11 años, quien también entrena la disciplina.