En dos años de pandemia, el bicho ha logrado mutar en diferentes ocasiones, con síntomas parecidos o totalmente diferente. Ante esto los expertos han logrado establecer algunas diferencias.
La variante más reciente y que actualmente predomina alrededor del mundo es Ómicron, que a diferencia de variantes anteriores tiene una tasa de contagio mucho mayor, lo que ha provocado la alza de casos en Chile y el mundo.
Anterior a esta, era la variante Delta la que azotaba a los diferentes países, siendo menos contagiosa pero más intensa en sus síntomas. Actualmente ambas tienen presencia a nivel mundial, y si bien poseen una sintomatología similar, hay ligeros aspectos que los diferencian.
Similitudes
Antes de las diferencias, es necesario saber cuáles son los síntomas generales del COVID-19 y sus variantes, entre estas se encuentran los siguientes:
- Tos
- Fiebre y escalofríos
- Falta de aliento o dificultad respiratoria
- Fatiga
- Dolor corporal y muscular
- Jaquecas
- Pérdida del olfato y gusto
- Dolor de Garganta
- Congestión
- Náuseas
- Diarrea
No todas las personas experimentan el virus de la misma forma, algunos presentan la mayoría o totalidad de los síntomas anteriores, mientras que otros sólo experimentan unos pocos, o ninguno en el caso de las personas asintomáticas.
Delta vs. Ómicron
Dentro de las diferencias encontradas por los especialistas, detallan que aquellos pacientes contagiados por la variante Delta presentaron más jaquecas, dolor de garganta y congestión, según lo informado por el epidemiólogo Tim Spector a The New York Times. A pesar de estos síntomas, menos pacientes presentaron fiebre, tos y pérdida del gusto.
Por otro lado la variante Ómicron tiene una sintomatología similar a la de un resfriado, por lo cual muchas veces tiende a confundirse con este. Son más los pacientes que presentaron congestión nasal, jaquecas, fatiga, estornudos y dolor de garganta. Aunque al igual que la variante Delta, fue mucho menor la cantidad de pacientes que presentó fiebre o pérdida del olfato y el gusto.
Esta presencia de síntomas más leves se atribuye al efecto de la vacunación. La mayoría de los pacientes vacunados presenta un cuadro viral menos agresivo y que suele pasar en aproximadamente una semana.
Aunque en la mayoría de las personas el virus se pueda presentar como un resfriado, cabe recordar que no se trata de uno, y que no se puede medir la complejidad o avance de la enfermedad en cada paciente. Ante esto la medida continúa siendo el autocuidado y vacunarse.