Una peloláis de Punta Arenas denunció un espeluznante tráfico de pelo.
La joven asegura que una peluquera o estilista -a la cual acudió con el fin de reponerse de un severo shock capilar-, se apropió indebidamente y sin su consentimiento, de una significativa porción de su cabellera.
El caso planteado por Marcela González erizó de preocupación a los hirsutos policías, ya que no es el primero en llegar a oído de las autoridades.
"A mucha gente esta denuncia le parecerá tirada de las mechas o lacia, pero es muy seria. La tusa nos pertenece. Existe un mercado importante para los pelos largos entre los fabricantes de pelucas, postizos y bigotes", dijo a La Cuarta el subcomisario Rubio Cabezas Cabello, experto en el tema.
REGIO
La visita a la peluquera comenzó muy bien. La encargada, tras examinarle detenidamente los folículos pilosos, peinarla para apreciar la rigidez de la queratina y medirle el nivel de aceite a las glándulas cebáceas, le ofreció un servicio a buen precio, por lo cual la paciente se entregó, confiada a la siega planificada de su potrero rubicundo, mientras la estilista cantaba, imitando a Gloria Trevi, a mí me gusta andar de pelo suelto, me gusta todo lo que sea misterio.
Pasaron los minutos. El tarareo hipnótico comenzó a adormecer a Marcela. "Creo que pestañé y cuando abrí los ojos, vi que esta niña se dirigía al interior del local con una mata de pelos, pero nunca pensé que eran míos", sostiene la denunciante.
Cuando terminó el trabajo, la joven se miró al espejo, se encontró regia, pagó y se marchó, pero al llegar a su casa, ¡oh, sorpresa!: En la intimidad de su toilette, instintivamente se hizo el control que según su madre deben realizarse las mujeres al levantarse y al acostarse. Se llevó la mano a la nuca sólo para descubrir ¡horror!, que no tenía un solo pelo en su sitio. ¡Le habían pelado la nuca y el pelo!
Al percatarse de lo sucedido, la víctima se puso mechas tiesas y se dirigió a la peluquería, donde nadie supo explicarle el despojo.
En vista del silencio, Marcela llamó a su abogado y luego de explicarle que no trataba de tomarle el pelo con la exposición de su caso, le encargó iniciar acciones legales contra los pelientos, basado en el hecho de que su chasca tiene un importante valor comercial en el mercado peletero.
F. Zúñiga/M. Vega