Gran expectación periodística generó ayer la llegada de Sir Elton John, quien por primera vez aterrizó en Viña, cuando su jet se posó en el aeropuerto Torquemada de Concón.
Esa misma onda fue la que generó en la Quinta Vergara, cuando a las 22.25 apareció junto a su piano para dejar la escoba. Una banda Sub 60 que sonaba como los dioses lo acompañó. Partieron con el clásico “The Bitch Is Back”, una canción que le quedaba muy bien a muchas faranduleras que regresan de repente...
Se sentía cómodo el británico. Y así lo demostró desde que pisó terruño chileno, ya que estuvo toda la tarde de lo más relajado pues arribó a las 14.45 y al toque se fue a la Quinta. Era como un compadre que hacía yoga de lo tranquilo que se mostró, paseando por los jardines del lugar e impactado aún por el terremoto de hace tres años, del que aún hay huellas en el Palacio Vergara. Comió frutas de la estación, quesos y mariscos, mostrándose buena onda todo el rato, sin hacer mayores atados de divo.
Con su show la Quinta estaba rendida a sus pies. Sacó una pinta que arrastra desde que era un pergenio que jugaba con tierra, la que no ha cambiado nunca en su carrera artística. Todos sus fans deliraban con su talento, que tuvo su punto más alto cuando cantó “Candle in the wind”, la canción que le hizo a Diana de Gales cuando murió.
Se llevó, obviamente, todos los premios y sólo le faltó decir que le hubiese gustado que uno de sus dos hijos se llamara Chile. Eso tendrá que ser para una próxima ocasión, porque el compadre ni siquiera quiso quedarse a dormir en Viña, ya que tras terminar su show de inmediato se fue a su jet para echarse el pollo.