Sirena criolla es la reina del buceo con un solo brazo

Con 45 inviernos en el cuerpo, Pamela Fuentes se puede cachiporrear respecto a sus logros que la convirtieron en una verdadera campeona de la vida pese a no tener piernas y un brazo.

“Mi malformación es muy rara y casi no hay casos en Chile, pero de igual forma saqué mis estudios adelante y me titulé de traductora en inglés. Tiempo después me casé y tuvé dos hijas, por fortuna esto no es genético y mis hijas, Martina de 8 y Bárbara de 15 años, nacieron sin ningún problema”, relata la sirenita de tierra a La Cuarta.

Actualmente, la Pame terminó su carrera de ingeniería comercial y acompaña a sus bellas retoñas que se las pelean para hacer comerciales para la tevé. Eso sí, no deja a un lado su pasión por el agua y los tubos de oxígeno.

“Tengo experiencia buceando a mar abierto, pero paso más en piscinas mejorando la técnica. Nunca me llamó la atención otro deporte, lo mío es el agua. Hago un llamado a las autoridades para que mejoren los accesos para las personas con discapacidad”, indicó.

La mujer, que hace un par de años se separó de su peor es na’, vio en la tele un reportaje sobre el buzo profesional Luis Torres, en la que le enseñaba a sumergirse a la barra con dramas para movilizarse, por lo que su interés por aprender se prendió como una ampolleta.

“Con Pamela llevamos dos años practicando y me sorprende su fortaleza, es digna de admirar”, largó el  “Tiburón” Torres, su profesor, desde la academia “Sumergi2”.

La mujer recuerda que no le costó mucho ubicarlo y cuando lo contactó, se mostró dispuesto a enseñarle de una. ¿Y cómo lo hace? La Pame confesó que usa “una prótesis de origen alemán,  que es como una especie de calcetín largo que se adhiere a la piel, esta me permite poder moverme con más soltura en el agua”. ¡Güena!

La pega en la academia es variada, según explica el profe Luis Torres: “Trabajo con personas parapléjicas y con problemas de movilidad. Tengo un alumno que es sordo, ciego y mudo. Él es mi gran desafío, ya que imagínate lo difícil que es comunicarse con él, pero no hay imposibles en el agua”.

La visita de Vujicic

El caso de Pamela es parecido al de Nick Vujicic, el orador y motivador australiano que recorre el mundo entregando esperanza sin ninguna de sus extremidades. Su visita en agosto próximo levantó el ánimo de la sirenita, pero el valor en el precio de sus entradas para escucharlos fue un balde de agua fría.

“El precio de las entradas nos desmotivó, pero para eso hay remedio. Puedo decir las mismas palabras de superación y gratis, para mí no existe el no puedo ni el nada más, hay que tirar para adelante. Pueden llamarme a dar este tipo de charlas no tengo ningún problema”, aguantó la respiración la “Vujicic chilena”.

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