Pasamos de figuras más bien autoritarias a una mayor horizontalidad en la relación con los hijos. El padre antes transmitía una herencia que no era sólo valórica, sino laboral, mientras que actualmente es compañero de viaje de los emprendimientos de sus hijos, de permitirles tener una trayectoria más independiente.
El desafío actual tiene que ver con las hijas, donde hay todo un proceso por construir. Se debe transmitir una imagen de mundo hacia ellas, de igualdad, de crecimiento junto al género masculino.
Por ejemplo, en distribución de tareas entre hijos e hijas, de no marginarlas de alguna actividad social, económica y política importante, con el fin de mantener una visión de igualdad en cuanto a la forma en que ambos hijos se relacionan con el mundo.
Además, que las tareas sean compartidas hacen que uno experimente de manera distinta ser padre. Esa figura autoritaria y proveedora de la casa está quedando atrás y lo que queda por mejorar es que no existan diferencias en los labores que realizan los padres".